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El Katsuben y ¿el Cine Mudo Japonés?

Musei Tokugawa
(1894-1971)

Katsuben (también conocido como benshi, narrador u orador, o eiga setsumeisha, explicador de películas) es la abreviatura de katsudo shashin (fotografías en movimiento) y benshi. El katsuben narraba la historia de una película (proporcionando detalles históricos y culturales en el caso de películas extranjeras), interpretaba el diálogo de los actores e incluso ofrecía sus comentarios personales sobre la película proyectada. Por supuesto, durante la época del cine "mudo" (mal llamada ya que casi todas las películas se exhibían con un acompañamiento musical y de ahí la interrogación en el título del artículo) otros países también contaban con sus propios katsuben como por ejemplo los Estados Unidos, los denominados "talkers" y "explainers", Alemania, los "spielers" e incluso España y Korea donde se denominaban pyônsa (1) , pero éstos no llegaron a ser una práctica común o alcanzar el nivel artístico y popular como en Japón y con la introducción de intertítulos y diversas técnicas de montaje, desaparecieron muy pronto.

La función del katsuben en películas mudas representaba para muchos espectadores una extensión de una práctica narrativa nacional y una variación moderna del cuentacuentos tradicional. De esta manera, al katsuben se le podría describir como una versión moderna del arte etoki en el cual el cuentacuentos utilizaba pinturas o incluso instrumentos musicales para acompañar la narración de una historia. Como con el caso del katsuben y las películas con las que trabajaba, la interpretación del cuentacuentos del etoki superaba muchas veces el contenido artístico de las pinturas mostradas o el texto narrado. Otros dos precursores del katsuben son el intérprete joruri del teatro de marionetas o bunraku, acompañado en su narración y cante por músicos de samisen, o el intérprete de rakugo, arte tradicional de monólogos cómicos en el que el artista viste un kimono y se sienta en un zabuton o cojín japonés enfrente de su audiencia.

Pero quizá el precursor más directo del katsuben fuera el narrador del utsushie (literalmente imágenes proyectadas, como las linternas mágicas o los gráficos de sombras o shadowgraphs) introducido por los holandeses a mediados del siglo XIX. A la proyección de imágenes se le unía la narración de un artista al estilo del joruri. Con la llegada en 1896 del Kinetoscope de Thomas Edison y el Cinematographe de los hermanos Lumiere en 1897, el arte del utushise desapareció por completo. En 1899 el músico de chindoya (antiguamente tozaiya o hiromeya, banda de músicos que tocan por la calles dando publicidad para una tienda) Ryukichi Akita estaba promocionando una película Vitascope para el teatro Kabuki-za. Uno de sus colaboradores, Koyo Komada, tomó control del papel de benshi y, al parecer, así es como dio comienzo la profesión (2).

La aparición de los katsuben en los inicios del cine japonés fue un asunto más que nada de necesidad. Por aquel entonces, poca gente en Japón podía leer inglés, francés o alemán y, por consiguiente, muchos espectadores no podían entender los intertítulos de películas extranjeras. Estas películas eran proyectadas sin ningún tipo de subtítulos en japonés y, por lo tanto, la presencia de un persona que explicara la historia del filme y ciertos matices culturales era necesaria. Para alargar el programa que solo constituía de unos cuantos cortometrajes de no más de un par de minutos de duración cada uno los katsuben también explicaban el funcionamiento técnico del proyector. No obstante, lo que comenzó como una especie de explicación simple del filme se convirtió en una forma de arte propia. Así, con el paso del tiempo, la audiencia no sólo quería entender la trama de la película proyectada sino que también quería disfrutar de la interpretación del propio katsuben. De esta forma, durante los comienzos del cine japonés las verdaderas estrellas del cine eran los katsuben. Para muchos, el primer katsuben propiamente dicho fue Saburo Somei, quien con su interpretación logró alzar el arte del katsuben a cotas artísticas muy altas.

El katsuben y su audiencia
TAKI NO SHIRAITO
(Kenji Mizoguchi, 1933)

La época dorada de los katsuben se podría emplazar entre los años 1927 y 1931. En febrero de 1927 el gremio contaba con alrededor de 7.500 artistas que incluían a 312 mujeres (3). Anderson sin embargo, en el mismo año, cifra el número de katsuben en 6,818 incluyendo a 180 mujeres (4). Hideaki Fujiki explica, de una manera un tanto simplista, como el primer número de la revista Katsudo Shashi Kai (25/6/1909) plasmaba en su portada una ilustración de un benshi. Seis meses más tarde, en su número cinco, la figura del benshi reaparecía de nuevo, esta vez en color, en su cubierta, indicador de la enorme popularidad de los benshi durante los inicios del cine japonés. No obstante, Fujiki continua, una década después, en la cubierta del primer número de la todavía en publicación Kinema Junpo (julio 1919), aparecían fotos de estrellas de cine europeas y norteamericanas, lo que sugiere que los benshi habían perdido su condición de estrellas por entonces (5). Muchos katsuben llegaron a obtener una fama enorme, apareciendo en primer nombre del cartel, siendo la atracción principal del filme proyectado. Su contacto directo con la audiencia les permitió ejercer una influencia enorme entre el público y los más famosos de los katsuben se aseguraron una libertad artística muy importante en su interpretación. Estos últimos incluso ofrecían sus comentarios sobre películas o rechazaban guiones que las productoras les mandaban. En los cines Taishokan del barrio de Asakusa en Tokio, los katsuben escribían guiones o sugerían historias para la producción de filmes (6). En los inicios de los años 1920 los benshi no sólo se dedicaban a narrar la historia de la película o poner voz a los diálogos de los personajes sino que habían asumido también la responsabilidad de interpretar y analizar la película. Su autoridad en estudios como Nikkatsu era incontestable. Aquí incluso dictaban el número máximo de escenas por rollo de película para evitar complicaciones producidas por un montaje intricado. El director de Nikkatsu Eizo Tanaka con su segundo trabajo, IKERU SHIKABANE (El cadáver viviente), trató de contrarrestar la autoridad de los benshi y, por primera vez en la historia del cine japonés, firmó como director de la cinta en los títulos de crédito a los que también añadió los nombres del resto del equipo técnico (por ejemplo el operador de cámara Kozaburo Fujiwara) 7).

Aún cuando no parece que hubieran demasiados directores por esta época que admitieran que realizaban películas exclusivamente para el lucimiento del katsuben, algunos si reconocían que manipulaban el ritmo del filme para ajustarse al estilo narrativo del katsuben. Por ejemplo, el largometraje TAKI NO SHIRAITO (1933, título en inglés The Water Magician) de Kenji Mizoguchi fue ejecutaba de tal manera que se ajustaba a las necesidades del katsuben. El mismo Mizoguchi admitía que prefería el estilo del katsuben para narrar los diálogos ya que le permitía alargar las escenas de las que gustaba tanto (8). Hotei Nomura, el director principal de Shochiku, presumía de que había ajustado el tempo de su película de éxito HAHA (Madre) al estilo de su katsuben favorito (9). Teinosuke Kinugasa, director de la película experimental KURUTTA IPPEJI (título en inglés A Page of Madness) escribió como le había impresionado enormemente la interpretación que el katsuben Musei Tokugawa (para muchos el katsuben más grande del periodo mudo y quien, de hecho, pasó a convertirse en una estrella de cine trabajando para Toho durante el periodo sonoro) había hecho de su filme durante su estreno en 1926. Durante esta época algunas compañías de discos vendían versiones abreviadas de algunas de las interpretaciones de películas de las estrellas katsuben del momento. A partir de 1925 a los katsuben se les podía escuchar en programas la radio con algunas de sus interpretaciones de películas. Estos programas de katsuben denominados eiga monogatari (historias de películas) permanecieron muy populares hasta mediados de la década de los 30.

El mundo de katsuben no sólo estaba restringido a la población masculina. Había mujeres katsuben pero éstas se limitaban a trabajar normalmente en cortos e historias de amor importadas o a dar voz a personajes femeninos en producciones locales denominadas shimpa kowario. Algunos comentaristas de la época dividían las técnicas vocales de los katsuben en dos categorías: el estilo kataru o hablado, el más prevalente, y el estilo utau o cantado, usado especialmente en películas de "capa y espada". A pesar de que ya por los años veinte y a través de técnicas de montaje elaboradas, mise-en-scene y la inclusión de intertítulos iniciadas por el movimiento jun-eiga (cine puro), las nuevas películas japonesas no requerían la asistencia de un katsuben, la popularidad de este último y la influencia de su gremio aseguraban que todas las películas fueran proyectadas con un katsuben. Cines urbanos de primera clase de gran capacidad tenían empleados al menos 7 u 8 katsuben más sus aprendices. Mientras que el katsuben de cines pequeños o de cines ambulantes trabajaban en cualquier tipo de películas, la mayoría de ellos se especializan en uno de los tres siguientes géneros: el jidai-geki, o películas históricas, el gendai-geki o películas contemporáneas y el yoga o películas extranjeras.

Son varios los motivos por los que el katsuben permaneció como la figura más popular del cine japonés desde sus inicios hasta 1937, año que Midori Sawato, la katsuben más importante actualmente, señala como el final de la era del katsuben (10). Primero, el público japonés seguía prefiriendo su interpretación a los intertítulos; segundo la lenta transición al cine sonoro que duró unos 10 años y por último la oposición de los mismos katsuben a cualquier tipo de cambios a través de sus poderosos e influyentes sindicatos. Según Midori Sawato al público japonés del periodo Taisho y Showa de antes de la segunda guerra mundial le encantaba escuchar la palabra hablada y por lo tanto la voz de los katsuben con todas sus florituras, tonos y el uso que éstos le daban a la llamada bibun, o prosa hermosa. La gente del momento se intoxicaba con la narración del katsuben y se estremecía con la presencia de los propios katsuben (11). Por otro lado, y aun cuando, la primera película japonesa sonora completa (MADAMU TO NYOBO de Heinosuke Gosho, título en inglés The Neighbour's Wife and Mine) se había estrenado en 1931, el 81 % de las películas realizadas dos años después eran todavía mudas. En 1937 y 1938 el número de películas mudas se mantenía en un tercio de la producción total (12). Una vez más estas cifras no concuerdan con las dadas por Anderson, quien cifra el número de películas mudas en una quinta parte de la producción total (13). Incluso en 1942, a pesar de que el gobierno había prohibido la producción de películas mudas por su falta de valores sociales y morales, un 14% de los filmes proyectados en las salas japonesas en 1942 eran mudos (14). Con la llegada de películas extranjeras cien por cien sonoras, los katsuben de principios de la década de los treinta optaban por bajar el volumen de la banda sonora o apagarlo por completo, como en el caso de THE BLUE ANGEL, dirigida por Josef Von Sternberg y estrenada con un éxito tremendo en Japón en 1931, y continuaban con su propia narración. La resistencia de los katsuben a los cambios que se estaban produciendo en el cine japonés a principios de esta década se ve reflejada en las 203 huelgas que éstos organizaron en 1932 (15). No sólo eso sino que hasta en 1940 al menos 1,295 personas alegaban pertenecer al gremio de los katsuben (16).

Shunsui Matsuda (1925-1987)

La persona más responsable en preservar la tradición del katsuben fue sin duda Shunsui Matsuda (1925-1987), el mismo un katsuben y el encargado de encontrar y conservar un importante número de películas mudas. En los años cincuenta, Matsuda se convirtió en el presidente de la Asociación de Amigos de Películas Mudas. Su compañía Matsuda Film Productions proyecta regularmente películas japonesas y extranjeras acompañadas por un katsuben. Según Midori Sawato, discípula de Matsuda, actualmente no hay más de 10 katsuben en activo en Japón.

Con la reciente publicación en inglés de diversos libros y numerosos artículos concentrados en la época muda del cine japonés en general y en la figura del katsuben (17) en particular la relevancia de este último en la historia del cine japonés ha pasado a tomar un cariz muy diferente. Algunos de estos autores reestablecen la figura del katsuben dentro de un contexto político, social y estético de la cultura japonesa y lo ven como una parte fundamental de la historia del cine y otros celebran su trabajo y arte y argumentan que la presencia del katsuben no significó un impedimento en el desarrollo de los avances de técnicas narrativas que estaban tomando lugar en los cines nacionales de otros países, postura general adoptada por muchos críticos de cine. Noel Burch, en su libro seminal To the Distant Observer: Form and Meaning in the Japanese Cinema, contiende que el katsuben o benshi, en su terca resistencia a madurar, jugó un papel histórico positivo a la hora de preservar en los años veinte varios elementos de lo que Burch describe como actitud primitiva, lo que finalmente hizo posible el desarrollo extraordinario de los años treinta (18). Por otro lado, el famoso crítico de cine David Bordwell incluso argumenta que los directores japoneses se beneficiaron de la información narrativa que proporcionaba el katsuben o benshi liberándolos así de la carga narrativa, o como dice Burch quitando la carga narrativa de las imágenes (19), y de esta manera crear imágenes llamativas que podrían ensalzar, o divergir de vez en cuando, de la interpretación del katsuben (20).

Notas

  1. ver artículos La figura del explicador en los inicios del cine español y Classifying Performances: The Art of Korean Film Narrators.
  2. (volver)
  3. Fritsch, Ingrid, p. 73.
  4. (volver)
  5. Freiberg, Freda.
  6. (volver)
  7. Anderson, J.L., p. 291.
  8. (volver)
  9. Fujiki, Hideaki, p. 68.
  10. (volver)
  11. Gerow, Aaron, p.8.
  12. (volver)
  13. Bernardi, Joanne, p.36.
  14. (volver)
  15. Richie, Donald, p. 28).
  16. (volver)
  17. Anderson, J.L., p. 279.
  18. (volver)
  19. Sharp, Jasper.
  20. (volver)
  21. Ibid.
  22. (volver)
  23. Freiberg, Freda.
  24. (volver)
  25. Anderson, J.L., p. 292.
  26. (volver)
  27. Freiberg, Freda.
  28. (volver)
  29. Anderson, J.L., p. 291
  30. (volver)
  31. Ibid, p. 292.
  32. (volver)
  33. Dos libros recientes sobre los katsuben/benshi son "The Benshi-Japanese Silent Film Narrators", publicado por Matsuda Productions y "Benshi, Japanese Silent Film Narrators, and their Forgotten Narrative Art of Setsumei A History of Japanese Silent Film Narration" de Jeffrey A. Dym. Algunos artículos son "Mediators of Modernity: "Photo-interpreters" in Japanese Silent Cinema" de Isolde Standish que aparece en Oral Tradition - Volume 20, Number 1, March 2005, pp. 93-110, "A Reconsideration of the Institution of the Benshi" de Donald Kirihara en Film Reader 6, 1985, pp. 41-53 o "The Benshi's New Face: Defining Cinema in Taisho Japan" de Aaron Gerow en Iconics, No 3, Iowa City, 1994, pp. 69-86.
  34. (volver)
  35. Burch, Noel, p. 76.
  36. (volver)
  37. Ibid, p. 79.
  38. (volver)
  39. Bordwell, David.
  40. (volver)

Bibliografía

Anderson, J.L. Spoken Silents in the Japanese Cinema; or, Talking to Pictures, en Nolleti, Arthur and Desser David, Reframing Japanese Cinema: Authorship, Genre, History (1992) Indiana University Press.

Anderson, J.L. y Richie, Donald The Japanese Film: Film and Industry, Princeton University Press, 1982.

Bernardi, Joanne, Writing in Light: The Silent Scenario and the Japanese Pure Film Movement, Detroit: Wayne State University Press, 2001.

Bordwell, David The films of Yasujiro Ozu: true to form

Burch, Noel (1979) To the Distant Observer: Form and Meaning in the Japanese Cinema, University of California Press.

Freiberg, Freda The Transition to Sound in Japan

Freiberg, Freda Comprehensive Connections: The Film Industry, the Theatre and the State in the Early Japanese Cinema.

Fritsch, Ingrid, Chindonya Today: Japanese Street Performers in Commercial Advertising, en Asian Folklore Studies, Volume 60, 2001: 49-78.

Fujiki, Hideaki, Benshi as Stars: The Irony of the Popularity and Respectability of Voice Performers in Japanese Cinema, en Cinema Journal, Vol. 45, No. 2 (Winter, 2006), pp. 68-84.

Gerow, Aaron One Print in the Age of Mechanical Reproduction: Film Industry and Culture in 1910s Japan

Mahleb, Eric The Art of the Katsuben in Early Japanese Cinema

Matsuda Film Production The Benshi

Richie, Donald When Film Told It Like It Was

Sharp, Jasper y Arnold, Mike Forgotten Fragments: An Introduction to Japanese Silent Cinema.

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©Joaquín da Silva
Fecha de Publicación: 19/10/2005
Revisado y actualizado 8/4/2014
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