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Muerte de una Japonesa en Fargo:
Un Hecho Real


Muchas veces hemos oído hablar de casos en los que la realidad supera a la ficción. De todas maneras, lo normal es que la mayoría de la gente se sienta más atraída por lo mítico que por lo histórico. El maravilloso poder del cine en transformar lo irreal e imaginario en real y verídico es un buen ejemplo de esta tendencia y lo que ha ayudado enormemente a su incuestionable popularidad. Aun cuando la industria cinematográfica en general, y la de Hollywood en particular, intentan representar en términos visuales los acontecimientos y vidas de personajes históricos no pueden evitar añadir unos toques mitológicos (léase ficticios) a las historias para darles más jugo.

Un buen ejemplo de esto es Braveheart de Mel Gibson, la cual he visto por primera vez recientemente. Al principio del filme comprobamos que William Wallace es un hombre pacífico, sin ningún interés en política, sólo interesado en llevar una vida tranquila al lado de su mujer Murron (Catherine McCormack). Cuando ésta es ejecutada por los soldados ingleses, Wallace decide unirse a las fuerzas nacionalistas escocesas y vengarse de los invasores anglosajones. Braveheart nos trata de convencer de que el verdadero motivo de la rebelión de Wallace mana de una historia de amor finalizada drásticamente por los imperialistas del sur, más que de ningún tipo de convicción político-social. Comenzar una película norteamericana con este tipo de planteamiento sería un poco complicado o quizá demasiado delicado. Obviamente, muchos historiadores han criticado Braveheart por su falta de veracidad histórica. El guionista de Braveheart, Randal Wallace (quien también creó el guión para Pearl Harbour) se ha defendido diciendo simplemente que como dramaturgo estaba tratando de acercarse a la esencia de la verdad mientras que intentaba capturar el coraje de la gente de una forma impresionista (1).

No obstante, la crítica ha llegado principalmente de las esferas académicas de los estudiosos de la historia. A los aficionados al cine le ha dado igual. Esto quiere decir que quizá nos hemos acostumbrado a ser "engañados" (en el mejor sentido de la palabra) o, de alguna manera, nos sentimos mucho más atraídos, y en muchos casos aferrados, a lo mítico y ficticio que a lo verídico (hay que aclarar que los tratados de historia no son cien por cien incuestionables y que al historiador también se lo podría acusar, hasta cierto punto y en algunos momentos, de subjetivo y partisano).

Esto es lo que de algún modo ha pasado con la triste historia de la joven japonesa Takako Konishi. Takako fue hallada muerta el 15 de noviembre de 2001 en un bosque de las llanuras nevadas de Minnesota, no muy lejos de un pueblo llamado Fargo. Si este pueblo suena familiar es porque se trata de la misma localidad que dio título a la película de culto realizada por los hermanos Coen en 1996. Es de sobra conocida por casi todo el mundo la pequeña broma que los Coen plantaron al inicio del filme cuando añadieron un título de crédito donde se podía leer que la historia del largometraje estaba basada en un hecho real. Por supuesto, eso no fue así, aunque la chiquillada causó un poco de revuelo en esta comunidad del medio oeste americano y algunos medios de comunicación americanos (un caso similar ocurrió con la campaña publicitaria de The Blair Witch Project).

Según varias fuentes informativas (2) Takako Konishi había llegado a Minneapolis en un vuelo procedente de Tokio el 9 de noviembre. De allí se trasladó en un autobús a Bismarck, capital del estado de Dakota del Norte. Al dí} siguiente, un hombre la vio caminando sin rumbo por las afueras de la ciudad, cerca de un bar de camioneros y la acercó a la comisaría de policía. Una vez allí, Konishi mostró a la policía el mapa, dibujado toscamente en un papel blanco, de un árbol cerca de una carretera que la policía entendió era la ubicación del dinero que Carl Showalter (personaje interpretado por Steve Buscemi en Fargo) había enterrado en la nieve. La policía intentó explicar a la joven que la película no era real y que no había tal botín enterrado en tal sitio. Aparentemente, Takako Konishi no hizo ningún caso a las súplicas de la policía y continuó su búsqueda. Para ello, se dirigió inmediatamente a la estación de autobuses de Bismarck y allí abordó un Greyhound para Fargo, a cuatro horas de Bismarck. La última vez que los policías de esta localidad supieron de ella fue cuando recibieron una llamada de sus colegas en Detroit Lakes, comunidad emplazada entre Fargo y Brainerd, comunicándoles el hallazgo del cadáver de la joven.

A partir de aquí el mito no ha parado de crecer. Esta historia ha aparecido en numerosos periódicos y páginas web de las llamadas "News of the Weird" y consiguió fascinar de tal manera a Paul Berczeller que éste decidió reproducir los eventos en una especie de documental estilo La Jetée de Chris Marker, utilizando para ello fotografía fija mezclada con imágenes grabadas con cámaras digitales y la ayuda de una joven japonesa (Mimi Ohmori), promotora de música y residente en Londres, en el papel de Takako Konishi.

En un fascinante artículo aparecido en el periódico británico The Guardian el 6 de junio de 2003, Berczeller introduce las causas que le llevaron a viajar a Bismarck en febrero del año pasado para rodar este documental que lleva el título de This is a True Story. En el artículo, Berczeller también nos desvela el descubrimiento que hizo sobre las verdaderas causas de la muerte de Takako Konishi, casi al final del rodaje. Su documental, como lo había sido Fargo, era ficticio. La única diferencia es que la protagonista, Takako Konishi, si que era de carne y hueso. Su historia hasta ese momento había sido pura invención, un cuento producto de la ávida imaginación de la policía y alimentado por los medios de comunicación. La historia adquirió proporciones míticas y la mayoría de los que leyeron sobre el suceso no la cuestionaron. El relato, tal como había sido contado, era demasiado fascinante, exótico y raro para pensar de otro modo. En su viaje a Japón para entrevistar a la casera de Takako, Berczeller concluye como la joven probablemente había tenido un problema amoroso. De vuelta en Londres, Berczeller descubrió la identidad del ex-novio de Takako, un americano casado llamado Dough con el que había viajado a Minnesota en tres ocasiones. La última llamada telefónica de Takako desde un hotel en Fargo tenía como destinatario Dough. Curiosamente, en este pueblo Takako nunca mencionó la película de Fargo o el dinero a ningún vecino del pueblo con los que habló. El recepcionista del hotel explicó a Berczeller como lo único que ella quería era ver las estrellas.

Lo interesante del artículo es como Berczeller nos guía por el sendero de lo mítico, de lo fascinante, de lo que queremos oír sobre la historia de Takako, para luego confesarnos que él mismo siguió ese sendero para finalmente descubrir que no era real. En el caso de Takako lo mítico y fantástico da paso a lo triste y patético. Lo que empezó como una alucinante locura acabo con un corazón roto. Triste y patético es descubrir como el hecho, o simple coincidencia, de que Takako era japonesa ha incrementado aún más la idea general que los japoneses son un poco raritos. El documental, que promete ser muy interesante, será retransmitido por el canal británico Channel 4 el cuatro de julio.

Notas

  1. Estos son un par de enlaces en los que se discute la veracidad histórica de Braveheart:
    http://www.baronage.co.uk/bphtm-01/wallace1.html

  2. http://www.unf.edu/classes/medieval/film/thinkingabouthistoricalfilm.htm.

  3. Por lo que he comprobado en mis búsquedas por la Internet, las fuentes de más confianza son las que aparecen más abajo. El resto de los resultados que encontré simplemente se dedican a reproducir, con mayor o menor fidelidad, el artículo que apareció en el Bismarck Tribune del 4 de diciembre de 2001. He añadido el artículo de canalcine porque es lo único que he encontrado en castellano. De todas formas, este artículo, el cual es sólo una publicación de otro que había aparecido en el Periódico de Catalunya del 11 de diciembre del 2001, más unos comentarios añadidos por el escritor de canalcine, está muy lejos de ser fiable. Por ejemplo, la referencia que hace a la ropa veraniega de Takako es completamente falsa. No sólo eso, sino que le añade un morbo extra a una historia que ya de por sí era bastante extraña. El atuendo, todo de negro, de Takako (abrigo y minifalda, botas altas y calcetines altos a la altura de la rodilla y mochila de cuero) quizá no fuera el más adecuado para el tiempo que hace en esa zona a principios de febrero, pero está muy lejos de ser descrito como veraniego. El artículo de Paul Berczeller presta bastante atención a este aspecto ya que, como muchos vecinos de diversas localidades le confesaron, nadie viste de esa manera por esos lares.

Fuentes

GLASSO http://www.canalcine.net/html/laconjuradelosnecios-n3.htm

BERCZELLER, PAUL Death in the Snow

PIERCE, ELIZABETH Cause of Tokyo Woman's Death Undetermined


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©Joaquín da Silva, 2003
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