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Yojimbo: Estudio de una Sociedad en Desintegración

El final de la era Tokugawa, escenario donde se desarrolla la trama de Yojimbo (Akira Kurosawa, 1961) y el comienzo de la recuperación económica del Japón de la posguerra, el llamado milagro económico japonés, cuando el largometraje fue rodado, representan dos de los momentos más importantes de drásticos cambios económicos, políticos y sociales en la historia de Japón.

Akira Kurosawa ve estos cambios como algo negativo, presentándolos con un matiz más destructivo que constructivo. Para el crítico Donald Richie, el tema principal en Yojimbo es el desorden social que provoca la ruptura de la sociedad tradicional japonesa. Ésta tuvo lugar tras la adopción por parte de Japón de un estilo de capitalismo occidental. Aunque, la película se sitúa en los años 60 del siglo XIX, ésta también ofrece una visión de los problemas a los que el Japón de la posguerra se estaba enfrentando. Richie compara el lamentable estado del pueblo en Yojimbo con el Japón contemporáneo. De hecho, Kurosawa parece estar criticando los cambios económicos, políticos y sociales llevados a cabo por el gobierno Meiji y la situación del país durante los años 50 y 60.

El final del régimen Tokugawa fue testigo de la disolución de una estricta división de clases sociales en la que la clase samurai ocupaba el puesto más privilegiado de la pirámide social seguido en este orden por el campesinado, la clase artesana y, ocupando el último lugar, la clase comerciante. Este sistema social llevaba el nombre de shi-no-ko-sho. Como Joan Mellen ha señalado "el comerciante era una figura objeto de abuso y desprecio, como si esta clase sola fuera la responsable de la ruina moral en la que Japón se encontraba". A la clase samurai le estaba estrictamente prohibido entablar cualquier tipo de negocios o manejar dinero. La era Tokugawa, la cual duró más de 200 años, fue un periodo marcado por una paz reinante en todo el país. A raíz de esto los samurai como clase social de tradición militar eran redundantes. Algunos samurai ocuparon puestos en la emergente burocracia, otros empezaron a establecer negocios mientras que la mayoría de ellos acabaron sus días en total pobreza. Como contrapunto al gradual declive de la clase samurai tenemos a la ridiculizada clase comerciante, la cual, ya por el final de la era Tokugawa, compartía poder político con la clase samurai.

En Yojimbo vemos como el control del pueblo ya se encuentra en las manos de dos comerciantes enfrentados entre sí: Tazaemon (Kamatari Fujiwara), el dueño del negocio seda y Tokuemon (Takashi Shimura), dueño del negocio sake. Apenas los vemos en pantalla pero uno puede intuir claramente que estos personajes son los que manejan los hilos en la lucha por el control total del mercado de la seda entre el clan Seibei (Seizaburo Kawazu), quien lucha en el bando de Tazaemon y el clan Ushitora (Kyti Sazanka), del bando de Tokuemon. David Desser ha señalado que el pueblo en Yojimbo está caracterizado por una economía de intercambio de comodidades más que por un sistema tradicional agrario, ya que ambos clanes se encuentran en un guerra por el control de un mercado económico, no por el control del pueblo. Por este motivo, ambos clanes compiten para hacerse con los servicios de un ronin (un samurai sin señor) de nombre Sanjuro Toshiro Mifune. Como Richie nos cuenta "Sanjuro ve aquí una oportunidad para hacer dinero". Joan Mellen y James Goodwin comparan la necesidad de estos comerciantes por contratar asesinos a sueldo y ronin para proteger sus negocios con los yakuza contemporáneos, contratados por diversas empresas y usando la fuerza para cerrar ciertos negocios. El samurai, una clase social que no hacía mucho era orgullosa y respetada y que poseía un sentido estricto del honor y el deber, está ahora en las manos de la clase mercantil, quien antiguamente era objeto de burla por parte de la clase samurai. Para sobrevivir, esta última necesita trabajar para los comerciantes y aceptar su dinero.

Aunque, los samurai que ayudan a los campesinos en la obra maestra Shichinin no Samurai (Los Siete Samurai) ya son ronin, todavía se comportan como verdaderos samurai. Son hombres de honor, siguen el código bushido y ayudan al débil. Por otro lado, en Yojimbo, Sanjuro está muy lejos de representar la imagen del típico samurai. Algunos críticos incluso sugieren que es avaricioso y malvado. Lo que si sabemos es que es sucio, lleva un palillo en los dientes todo el tiempo, bebe sake como un cosaco y, más importante, acepta dinero de todo el mundo. Gonji (Eijiro Tono), el tabernero le dice: "vaya samurai, siempre hablando de dinero". Si en Shichijin no Samurai vemos la ruinosa situación en la que clase samurai se encuentra y presagiamos su futura desaparición, en Yojimbo ya han dejado de exitir por completo tal como los concebimos. Para Stephen Prince el "ascenso de la clase mercantil pone en peligro la lógica de la relación social en existencia ya que la economía pasa a estar centrada alrededor del dinero, no el arroz, y los lazos son creados a través del intercambio de comodidades y la racionalización de beneficios, no a través de alianzas u obligaciones personales".

A medida que el dinero, y no el arroz, (el samurai, hasta el final del periodo Togugawa era pagado con arroz por todos sus servicios y todas las transacciones económicas eran realizadas con arroz) se convertía en el motor de la economía japonesa, otro grupo social que empezaba a experimentar signos de declive en Yojimbo era el campesinado. En Shichinin no Samurai, Shimura, el líder de los samurai, reconoce la derrota y la futura desaparición de su clase y la victoria y permanencia del campesinado, ya que éste todavía es de utilidad para la sociedad. En Yojimbo sin embargo, los campesinos dejan el campo atraídos por el dinero de la ciudad. Al comienzo de Yojimbo, Sanjuro se encuentra con una familia de campesinos justo en el momento el que el hijo abandona a sus padres en busca de fortuna en el pueblo. Como el joven dice, prefiere "una vida corta pero excitante a una vida larga comiendo potaje de arroz", a lo que su padre responde que "estos días todo el mundo anda a la busca de dinero fácil". Al final del film, y tras haber liquidado a todos los criminales del pueblo, Sanjuro perdona la vida al hijo del campesino a quien le dice "una vida larga comiendo potaje de arroz es la mejor". Según Richie, este es el mensaje de la película: la situación de la juventud japonesa a principios de los años 60. El historiador W.G. Beasley describe como la primera fase del desarrollo industrial de la posguerra, empezando en 1955, se vio caracterizada por una considerable migración de campesinos a la gran ciudad. En 1960, las ciudades contaban con el 64 por ciento de la población japonesa. El campesinado ya no jugaba un papel importante en la economía nacional como lo había hecho antes de la guerra. La contribución de la agricultura al producto nacional bruto fue perdiendo relevancia: 9% en 1960, 5% en 1970 y 2.5% en 1980. La población agraria también se fue reduciendo. En 1960 constituía el 27% de la población total, mientras que 20 años más tarde sólo representaba el 9%. De la misma manera que el hijo del campesino en Yojimbo, seducido por la riqueza que el pueblo parece ofrecer, los agricultores japoneses de la posguerra abandonaban sistemáticamente el campo en busca de fortuna en las emergentes ciudades japonesas de la posguerra.

Otro importante elemento de la sociedad tradicional japonesa que empieza a quebrarse después de la segunda guerra mundial es la familia. En Yojimbo ésta es retratada como fría, malévola y represiva. Su disolución está de alguna manera ligada con el dinero. El hijo deja la granja de sus padres en busca de lo que su padre describe como "dinero fácil". Yoichiro (Hiroshi Tachikawa), hijo de Seibe and Orin (Isuzu Yamada), es regañado por sus padres, quienes proveen asesinos para la causa del mercader de seda, diciéndole que uno no "puede seguir adelante en el mundo al menos que sus paisanos crean que es un estafador y un asesino" y sugieren que mate a Sanjuro "por la espalda". Más tarde, Yoichiro, después de haber sido secuestrado por la banda rival y puesto en libertad tras el intercambio de la concubina del mercader de sake, secuestrada a su vez por los padres de Yoichiro, es abofeteado por su madre y regañado de nuevo por no haberse suicidado y haber causado tantos problemas a sus padres.

El padre de la familia que Sanjuro salva y ayuda a escapar de las garras de los dos clanes no es mucho mejor. Tras haber perdido en el juego contra Ushitora, utiliza a su mujer como pago de sus deudas. Así, Kurosawa pudiera estar sugiriendo que una de las causas de la desintegración de la familia japonesa sea el dinero. Beasley describe alguno de los cambios en la composición de la familia japonesa que uno ya puede observar en Yojimbo. Beasley dice que algo que tipifica al nuevo Japón es la familia urbana, compuesta sólo de dos generaciones: un marido, una esposa, sus hijos, los cuales no son tan numerosos como antes. Todas las familias, con la excepción de la familia de campesinos, retratadas en Yojimbo se ajustan a este modelo.

La avaricia es un tema muy recurrente en esta película. Esta avaricia esta estrechamente ligada a la corrupción política y a los sobornos. Por ejemplo, la primera persona que Sanjuro se encuentra en el pueblo es el policía local quien por una pequeña comisión podría vender los servicios de Sanjuro como guardaespaldas a uno de los clanes. El policía es regañado por Gonji, el tabernero, por no hacer su trabajo y prevenir más luchas entre los clanes y, en vez, aceptar sus sobornos. El inspector que llega al pueblo justo antes de que dé comienzo otra pelea también es un corrupto. Acepta sobornos de ambos clanes así como alcohol y mujeres. Aquí de nuevo podemos observar otra de las críticas que Kurosawa hace del Japón moderno. De la misma manera que la vida política, social y económica del pueblo está dominada por los dos comerciantes, durante los años 60 la economía japonesa estaba dominada por un reducido grupo de empresas (Mitsubishi, Mitsui, Fuji, etc.) conocidas como zaibatsu. Los políticos japoneses todavía se encuentra bajo considerable presión por parte de estas compañías que buscan servicios especiales donando importantes sumas a políticos.

Kurosawa también describe como incluso en las situaciones más terribles siempre hay alguien que se beneficia. El dueño del negocio de ataúdes, por ejemplo, está sacando un buen provecho de la matanza en el pueblo. Esta situación se podría comparar a lo ocurrido durante el periodo del recobro económico japonés de la posguerra gracias, entre otras cosas, al establecimiento de bases americanas en el país en momentos de tensión bélica en la zona como las relaciones ruso-americanas durante la guerra fría, la victoria de Mao Tse-Tung en la guerra civil china y la guerra de Corea (1950-3). En septiembre de 1951, Japón firmaba un acuerdo de defensa en el que prometía seguir ofreciendo apoyo logístico a las tropas americanas emplazadas en el país. La recompensa por este apoyo fue económico. La guerra de Corea, por ejemplo, dio un importante impulso a la industria japonesa, la cual manufacturaba y vendía todo tipo de material de guerra y otros artículos a las fuerzas de las Naciones Unidas.

Otro foco de crítica en Yojimbo es la influencia extranjera que contribuyó a la pérdida de valores tradicionales japoneses. Esta influencia tiene como exponente principal a Unosuke (Tatsuya Nakadai), hermano menor de Ushitora, quien regresa al pueblo después de un año. Unosuke aparece por primera vez en pantalla luciendo un llamativo kimono a rayas, un pañuelo alrededor del cuello, (algo bastante extraño para la época en la que está emplazada el film), un corte de pelo salvaje y llevando una pistola: símbolo del poder de occidente. Las armas de fuego llegaron a Japón de la mano de los portugueses en 1543. Prince nos comenta como el arma de fuego trajo consigo la cultura de occidente terminando de esta forma con la tradición guerrera del samurai. La cultura de occidente y las armas de fuegos eran vistas como una amenaza para la hegemonía de la clase samurai. Por este motivo, los samurai eran los únicos a quienes se le permitía llevar armas y, a partir de 1630, el gobierno Tokugawa decidió cerrar el país a la influencia extranjera, permaneciendo aislado durante más de 200 años. En 1853, la llegada de los buques de guerra americanos liderados por el comodoro Perry obligó al país a abrir sus puertas. Los oficiales japoneses se dieron de cuenta de que la única manera de competir con las potencias occidentales era copiar sus modelos para reconstruir su ejército y su sistema económico. Esta decisión sentenció la muerte de la clase samurai y comenzó el declive de la clase agraria.

La influencia occidental en la cultura japonesa es ridiculizada en la escena donde Orin, la mujer de Seibin, llama a varias prostitutas para que entretengan a Sanjuro. El baile, la música y la iluminación que se usa en la escena en tono de comedia debe más al estilo de los night-clubs americanos que a la música y baile tradicionales japoneses. Kurosawa ya había tratado este tema en trabajos anteriores como Ikuru, Drunken Angel y Stray Dog, donde varias escenas toman lugar en ruidosos clubs y donde se toca música americana y las mujeres visten ropas y llevan peinados occidentales.

De esta manera podemos finalizar diciendo que Yojimbo ofrece un buen estudio de dos periodos de grandes cambios sociales, políticos y económicos y como éstos, Kurosawa parece estar diciendo, contribuyeron a la ruptura de la sociedad tradicional japonesa y a la pérdida de sus valores tradicionales.

Bibliografía

Beasley, W.G.The Rise of Modern Japan: Political, Economical and Social Change Since 1850, Weidenfeld and Nicholson, 2000.

Desser, David, The Samurai Films of Akira Kurosawa Ann Arbor: UMI Research Press, 1983

Goodwin, James, Akira Kurosawa and Intertextual Cinema, The John Hopkins University Press,1994.

Mellen, Joan, The Waves at Genji's Door: Japan Through its Cinema, Pantheon Books, 1976.

Prince, Stephen, The Warrior's Camera: The Cinema of Akira Kurosawa, Princeton University Press, 1999.

Richie, Donald, The Films of Akira Kurosawa, University of California Press, 1996.

Storry, Richard, A History of Modern Japan, Penguin Books, 1987.

Yoshimoto, Mitsuhiro, Kurosawa: Film Studies and Japanese Cinema, Duke University Press, 2000.



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©Joaquín da Silva
Fecha de Publicación: 28/06/2004