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The Turning Gate



Título original:
Saenghwal Ui Balgyeon
País:
Corea del Sur
Año:
(2002)
Director:
Hong Sang-soo
Intérpretes:
Kim Sang-kyung
Chu Sang-Mi
Yea Ji-won
Kim Hak-sun

Kyung-soo (Kim Sang-kyung) es un actor en horas bajas. Su última película ha sido todo un fracaso, por el que su director le echa toda la culpa. En ese momento, Kyung-soo recibe una llamada de un antiguo compañero de clase (Kim Hak-sun). Éste, completamente borracho, le invita a hacerle una visita a su ciudad natal en Chuncheon, diciéndole que a su lado tiene una admiradora de su trabajo cinematográfico. Kyung-soo, sin otra cosa mejor que hacer, acepta la oferta y se planta al día siguiente en la ciudad de su amigo. Éste lleva a Kyung-soo de visita a un templo budista. Durante el viaje en el ferry, le cuenta la leyenda sobre el templo. Una princesa se enamora de un plebeyo. El marido de ésta los descubre y manda cortar la cabeza al plebeyo, el cual se reencarna en la forma de un serpiente para volver en busca de la princesa y, cuando la encuentra, se enrosca alrededor de ella para que no se escape. La princesa viaja hasta el templo para pedir ayuda. A la serpiente le pide que la deje libre para poder pedir comida en el templo. La princesa, a sugerencia del abad, decide quedarse en el templo. Afuera empieza a llover. Los truenos y relámpagos ahuyentan a la serpiente.

Al final Kyung-soo y su amigo, en vez del templo, optan por visitar a la admiradora de Kyung-soo, Myung-sook (Yeh Ji-woon), en su escuela de danza. Ésta se siente muy atraída por el actor y, en su honor, ejecuta tres bailes: uno moderno, uno tradicional y una salsa.

Esa noche, Kyung-soo y Myung-sook acaban en un love hotel, sin que Kyung-soo se dé cuenta de que Myung-sook, es de hecho, la novia de su amigo. Kyung-soo decide dejar Chuncheon, más por las condiciones que Myung-sook le pone si quieren continuar con su relación, que por respecto hacia su amigo. Myung-sook sólo volvería a acostarse con Kyung-soo si éste le dice que la ama de verdad, pero Kyung-soo no está dispuesto a asentar la cabeza. En el tren de vuelta a Seúl, conoce a la joven Sun-young (Chu Sang-mi), quien es una fan de su trabajo teatral. Como Myung-sook, Sun-young parece que se siente atraída por Kyung-soo. Kyung-soo, indeciso al principio, acaba por bajarse en la parada de Sun-young en Kyungju y seguirla hasta su casa. Al día siguiente, Kyung-soo, se presenta en la puerta de Myung-sook ante la sorpresa de ésta y de su familia. Ese mismo día hacen el amor. Kyung-soo, esta vez, siente que ha encontrado a su media naranja y le dice a Sun-young que la ama. Sun-young le responde que ya está casada con un profesor universitario. Además, le confiesa que se habían conocido hacía mucho tiempo, pero Kyung-soo no es capaz de recordar este primer encuentro. Kyung-soo, utilizando la experiencia de su encuentro con Myung-sook, intenta ganar el amor de Sun-young, pero las cosas se desarrollan de otra manera.

THE TURNING GATE es sin ninguna reserva el mejor largometraje que pude ver en el Festival de Londres de Cine. Y una buena prueba de que el cine coreano todavía está en buena forma y de que es capaz de producir algo más que películas de acción o comedias. En su cuarto trabajo fílmico, Hong Sang-soo , nos presenta con unos temas que ya exploró en su anterior largometraje VIRGIN STRIPPED BARE BY HER BACHELORS, pero esta vez se deshace de cualquier tipo de experimentos narrativos (saltos en el tiempo), aparte de los intertítulos que introducen cada nueva situación, desarrollándolos de una forma más lineal. Paralelismos en situaciones, diferentes perspectivas de acontecimientos ocurridos en el pasado, el destino, repeticiones e imitaciones son algunos de estos temas. Así, el mismo director ha dicho: "Estamos hechos de muchas cosas alrededor nuestra. Constantemente, estamos influenciados por otros, los imitamos, nos imitan. Repetimos muchas cosas a otros y estos nos repiten otras muchas".

Lo más sorprendente de THE TURNING GATE es la inmensa complejidad del personaje de Kyung-soo. Éste, más que un héroe es un anti-héroe. Un hombre insensible, o mejor dicho, con reacciones emocionales un poco tardías. Es un personaje indeciso, crédulo, patético, oportunista, incluso infantil e irracional. Muchas de sus acciones avergonzarían a cualquiera. Hay cantidad de situaciones en las que podemos descubrir estos rasgos de su personalidad, todas ellas absolutamente brillantes y muy, muy divertidas. Si tuviera que elegir me quedaría con tres en particular. La primera ocurre al principio de la historia, durante su enfrentamiento con su director. Ante el enojo de Kyung-soo por no ser seleccionado en una nueva película, el director le dice algo así como si no sabes vivir como un ser humano, por lo menos no te conviertas en un monstruo. Kyung-soo, y aquí es donde sale a relucir su ignorancia, no llega a comprender del todo el significado del proverbio, pero aun así, lo utilizará en momentos delicados con las dos mujeres, simplemente por que no se le ocurre otra cosa que decir. Como cuando recibe la llamada de Myung-sook, quien le pide que le diga que la ama. Como éste no dice nada, Myung-sook le responde que se encuentra en la cama con otra persona (el amigo), pero que todavía no han hecho nada, todo depende de lo que Kyung-soo diga. Aquí es donde éste utiliza el proverbio del director.

La segunda ocurre durante la noche que pasa con Myung-sook. Ésta le dice que Kyung-soo se mueve muy bien en la cama y que haría loca a cualquiera. Kyung-soo se lo cree todo y, mientras está haciendo el amor con Sung-yoo, Kyung-soo le pregunta repetidas veces si le gusta la manera en que se mueve. La tercera, más graciosa y patética si cabe, es cuando Kyung-soo, lleno de confianza, después de haber ligado con dos mujeres en dos días, se encuentra en un restaurante comiendo barbacoa coreana, echándole unas miradas a una estudiante universitaria, quien esta conversando con su novio. La pareja, especialmente la chica, le pregunta repetidamente que es lo que está mirando. El pobre Kyung-soo, lento de reflejos, se levanta y se acerca a la chica para echar una ojeada a un póster de Playboy que está pegado en la pared, justo detrás de donde se sienta la chica. Kyung-soo vuelve a su sitio y, después de un minuto para pensar en otra excusa para justificar su actitud, se levanta de nuevo para preguntarle al dueño del restaurante donde podría obtener un póster como el de la pared.

Estas escenas ejemplifican de una forma muy clara las declaraciones del director. Por supuesto, en cine como en otras artes, intenciones y hechos no siempre se ponen de acuerdo y tienen éxito. En el caso de THE TURNING GATE, el resultado es completamente satisfactorio. Alguien ha dicho que Hong siempre trata de no entretener a sus espectadores. Esto está lejos de ser verdad. Si bien, THE TURNING GATE es uno de esos trabajos que caracterizan el cine asiático menos comercial (Edward Yang o Hou Hsiao-Hsien en Taiwan y Suwa Nobuhiro en Japón): minimalista, falta de diálogo y música de fondo, plot, que no historia, preferencia por tomas largas y ausencia de planos cortos y, sobre todo desdramatización de la historia, (algo que se remonta a las películas del legendario director japonés Yazujiro Ozu) lo cual sirve para destacar esos pequeños detalles que componen la vida diaria de los personajes en la película, o en otras palabras para tratar de crear un mayor realismo que da paso al hiperrealismo. Al mismo tiempo, también funciona como una comedia costumbrista, con la perspicaz visión del director de la vida cotidiana de la gente coreana. Y por supuesto, la leyenda de la puerta del retorno, al final tendrá mucho que ver con la situación de Kyung-soo. A mi parecer, una de las mejores películas asiáticas del 2002.

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©Joaquín da Silva Eiga , 2002