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A Billionaire

Título original:
Okumanchoja
Año:
(1954)
Director
Kon Ichikawa
Intérpretes
Isao Kimura
Yoshiko Kuga
Isuzu Yamada
Yunosuke Ito
Kinzo Shin
Toyo Takahashi
Eiji Okada
Sachiko Hidari

A BILLIONARE comienza con cuatro pequeños episodios. En el primero vemos a Sute, Yoshiko Kuga, dando un discurso en la calle pidiendo a los transeúntes que la apoyen para construir bombas nucleares y así alcanzar la paz mundial. Luego vemos a un viajante de una fábrica de cucharas subiéndose a un avión para América pero que se estrellará en el Himalaya. En el tercer episodio Isuzu Yamada interpreta a la patrona de un ryotei (restaurante tradicional) donde la vemos dando instrucciones a sus geishas para que no aireen los trapos sucios de sus clientes. En el cuarto y último episodio los miembros de partidos políticos rivales se encuentran reunidos en la misma celda de una prisión. El representante del partido en el poder da un discurso en el que comenta que, peor que estar encarcelado por corrupción, es no salir en las primeras páginas de los periódicos. Todos estos personajes se encontrarán con el verdadero protagonista de la historia: Koroku (Isao Kimura), un recaudador de impuestos demasiado honesto.

Como MR PU, A BILLIONARE está compuesta de episodios rapidísimos en los que vemos a nuestro recaudador de impuestos negociar con un elenco de personajes estereotípicos de la sociedad japonesa del momento. Y como en casi todos este tipo de películas, siempre hay episodios que son más divertidos o interesantes que otros. Pero los que son buenos son buenos de verdad. Por ejemplo, el episodio donde Koroku tiene que investigar un caso de evasión de impuestos en un familia compuesta de 18 niños (todo el mundo en A BILLIONARE, incluyendo al político y a la patrona, parecen tener muchísimos críos) viviendo en una chabola.

El segundo piso de la vivienda lo alquila Sute, quien se encuentra construyendo una bomba atómica casera. Es absolutamente hilarante ver a Koroku y al hijo mayor de la familia (interpretado por el genial Eiji Okada), quien quiere ser actor, correr como locos hasta que están fuera de la zona de posible radiación cuando Sute amenaza con detonar la bomba.

Al igual que Mr Pu, Koroku se encuentra aterrorizado por la amenaza de una guerra nuclear y cada vez que hay un cambio brusco en el tiempo empieza a huir, creyendo que la lluvia es radiactiva. La nota irónica la pone Sute, cuyos padres murieron en Hiroshima. Ironía da paso a la tragedia cuando toda la familia, menos el hijo mayor, muere tras comer un atún radiactivo como plato final antes de suicidarse (o por lo menos ese era el plan) (1). En parte, Koroku es responsable de esta tragedia.

Éste es el lado más oscuro de Ichikawa: su pesimismo en la raza humana. Kokoru, aunque bueno y honrado, es un personaje patético, con una tendencia por reclamar impuestos a gente que apenas tienen algo que llevarse a la boca o que considera el suicidio después de aceptar el soborno de unos pocos yenes por parte de la viuda, quien le chantajea diciéndole que si no le reduce los impuestos ella misma se suicidará. Una de dos, o acepta el soborno o se convierte en un asesino. Cuando la patrona usa a Kokoru, a quien le pasa información comprometida sobre las actividades ilegales de sus clientes, incluído su mismo jefe, y recopilar las notas que hace con la intención de chantajearlos, Kokoru, desquiciado de tanta corrupción a su alrededor, se lo toma tan en serio que envía sus notas a un periódico para que sean publicadas. Éstas son presentadas en el juzgado pero aquí todo el mundo se mofa de Kokoru. El político alega que no recuerda haber tenido una cita con el jefe de Kokoru en el restaurante, es absuelto y Kokoru acaba volviéndose medio loco. Ichikawa así como desconfía de la naturaleza humana de hacer algo positivo, tampoco tiene demasiada confianza en la justicia.

La última secuencia de A BILLIONARE, que luego sería cortada por los distribuidores de la misma, acaba con la explosión de una bomba nuclear, algo que los habitantes de este planeta, según Ichikawa, se han merecido sobradamente.

  1. Ese mismo año los americanos estaban experimentando con bombas de hidrógeno en el atolón de Bikini. En el mismo momento que se detonó una de las bombas un barco pesquero japonés navegaba por esa zona. Al parecer uno de los pescadores murió al poco tiempo como consecuencia de la radiación a la que se vio expuesto, pero en realidad la causa de su muerte fue hepatitis. La población japonesa, sin embargo, hizo lo impensable ya que dejó de comer pescado durante un tiempo pensando que estaba contaminado (volver)
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©Joaquín da Silva, 2002