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Blue Spring

Título original:
Aori Haru
Año:
(2001)
Director
Toshiaki Toyoda
Intérpretes
Ryuhei Matsuda
Hirofumi Arai
Sosuke Takaoka
Yusuke Oshiba
Yuta Yamazaki
Onimaru

BLUE SPRING se centra en el incremento de la violencia entre los jóvenes japoneses como resultado, principalmente, de la inseguridad e incertidumbre que su futuro les depara. No obstante, y como ya había comentado en BATTLE ROYALE, el obsoleto sistema educativo, con todas sus pegas y necesitado de una reforma urgente, está lejos de encontrarse al borde del colapso y los jóvenes estudiantes difícilmente se encuentran en un estado de anarquía, más bien en un estado de apatía. Eso sí, el incremento en el número de casos de violencia juvenil y prostitución de menores (enjo kosai), en un país donde hasta hace 10 años eran casi inexistentes (o al menos no eran comentados en los medios de comunicación), han provocado terror en todas las esferas de la sociedad japonesa. Por cierto, que he leído en algún sitio que Toshiaki Toyoda, director de Blue Spring, no pretendía hacer un pseudo-documental sobre la situación de estos jóvenes sino darle una dosis de magia a la historia.

La historia de Blue Spring se desarrolla en un instituto (koukou) para chicos, concentrándose en un grupo de ellos en su último año en el instituto antes de su ingreso en la universidad, quienes van a decidir su próximo líder a través del juego de las palmadas. Agarrados a la barandilla del tejado de la escuela, quien dé más palmadas sin caerse, se convierte en líder del grupo y del instituto. Unas alucinantes tomas aéreas del tejado nos muestran lo peligroso del juego, que el misterioso y callado Kujo, interpretado por el andrógino Ryuhei Matsuda (quien también apareció en GOHATTO y GOJOE e hijo del fallecido Yusaku Matsuda, famosísimo actor japonés a quien pudimos ver en BLACK RAIN de Ridley Scott) gana.

El instituto permanece en todo momento como único escenario de la historia. Esto causa problemas para localizar la procedencia de la insatisfacción de los jóvenes. La única salida que Blue Spring ofrece al grupo de adolescentes es ingresar en las bandas yakuza. Por otro lado, el instituto se puede considerar como un microcosmo de la sociedad japonesa. Así, la presión ejercida en el mundo laboral tiene su raíz en la escuela. Por ejemplo, el capitán de béisbol decide unirse a un yakuza después de su fracaso personal en llevar a su equipo al campeonato nacional. Además, el hecho de que no saben lo que quieren hacer en su futuro, aumentado por un pasotismo total de los profesores, lleva a uno de ellos a asesinar a su compañero quien le había ofrecido unirse a una banda yakuza. Kujo no es aceptado por todo los estudiantes y tiene que superar en el tejado los desafíos al liderazgo por parte de otros candidatos. Referencias a RESERVOIR DOGS de Tarantino han sido hechas, especialmente en el uso que Blue Spring hace de escenas con cámara lenta, acompañadas de música rock. La secuencia inicial en la que vemos al grupo de estudiantes bajando del tejado se parece, es verdad, al inicio de Reservoir Dogs, cuando los gángsters salen del restaurante. Pero con una pequeña diferencia, mientras que la escena de Tarantino es coolness personificada y punto final, Toshiaki Toyoda inmortaliza la entrada de estos jóvenes en el mundo real y el comienzo de su caída. Lo que comenzó como un juego de chiquillos, bastante peligroso por cierto, se va a convertir en una pelea a vida o muerte por el poder. La competencia a la que estos jóvenes se someten en la escuela es un avance de la competencia a la que tendrán que enfrentarse en el mercado laboral.

Basado en un manga de Taiyo Matsumoto, Blue Spring más que una historia fluida y continua, está compuesta de diferentes episodios. Por consiguiente, los problemas que los estudiantes padecen aparecen muy esquematizados, lo que le resta consistencia a la película. Sobre la violencia en Blue Spring, aunque no llega a glamorizarse si que hay un intento para mostrarla de una forma original e ingeniosa, por ejemplo cuando los testículos de un estudiante son machacados con un bate de béisbol o cuando otro estudiante es pateado en la cabeza mientras agarra entre los dientes una lata de un refresco de cola.

El único adulto que se preocupa por los chicos es el enano (¿coincidencia o alegoría?) que cuida de las plantas, y que de alguna manera, los convence para que cada uno de ellos plante una flor. Es bastante obvio, quizás demasiado, que las flores aparezcan como una metáfora de los jóvenes estudiantes. Como éstas los estudiantes tienen que florecer y ,como el enano le dice a un desilusionado Kujo, éste es de hecho el propósito de su existencia. Pero para ello, el enano continua, se tienen que cuidar, regar todos los días, etc. Kujo parece cansado de su papel como líder del grupo. Empieza a cuidar de su flor y se mueve a la primera fila de la clase, donde se sientan los empollones. Su flor florece, las de sus compañeros se secan y mueren. Aoki, interpretado por Hirofumi Arai, quien al principio admiraba a Kujo, acaba sintiéndose decepcionado y quizás traicionado por el cambio de éste último. Se corta el pelo a lo mohicano y decide ocupar el puesto de Kujo pero para ello lo tiene que superar en la barandilla.

Todo ésto nos ofrece un retrato brutal de la vida en un instituto japonés, cantera de futuros yakuza si las cosas no cambian. El estado mental de los estudiantes, a punto de explotar, es incrementado por una salvaje y alucinante banda sonora por parte the Thee Michelle Gun Elephant, para mí, en este momento, una de las mejores bandas de rock del mundo. Su álbum Gear Blues, editado en Espan~a por Munster Records es ya una obra maestra.

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©Joaquín da Silva, 2002