(2007) Título inglés:Bubble Fiction: Boom or BustDirector:Yasuo BabaIntérpretes:Ryoko HirosueHiroshi Abe Hiroko Yakushimaru Kazue Fukiishi Yuko Ito Hitori Gekidan Shigemitsu Ogi Hiroko Moriguchi |
![]() La historia es bien simple. Nos encontramos en la primera mitad de este año, presenciando el funeral de la ingeniera e inventora aficionada de la compañía Hitachi Mariko Tanaka (Hiroko Yakushimaru). Al funeral asiste su hija prodiga Mayumi (la insípida Ryoko Hirosue), acosada por un cobrador de deudas, Keiichi Tajima (Hitori Gekidan), antiguo empleado de banca, que le exige pagar las deudas contraídas por su ex-novio. Para pagarlas Mayumi trabaja en un kyabakura (cabaret club). No mucho más tarde Mayumi es visitada por un oficial del ministerio de finanzas, Isao Shimokawaji (Hiroshi Abe), quien le comunica que su madre no está muerta, sino que, tras inventar una máquina del tiempo utilizando una lavadora, ha tomado parte en una misión del gobierno para regresar al año 1990 e impedir que el entonces ministro de finanzas Serizawa (Kazue Fukiishi) haga pública una serie de medidas económicas que llevarán al país a la ruina. Sin noticias del paradero de Mariko, Shimokawaji convence a Mayumi para que viaje en el tiempo, busque a su madre e impida el anuncio de estas medidas por parte de Serizawa. Nuevamente tenemos ante nosotros un producto nefasto de historia revisionista disfrazado de nostalgia inofensiva que lleva el sello inconfundible de comedia ligera del productor Chihiro Kameyama. El guión escrito por Ryoichi Kimizuka (ODORU DAISOSASEN, MY LOVER IS A SNIPER) es una auténtica joya. Un esquemático popurrí de contrastes culturales y sociales de dos décadas banales, perezosas, facilonas y sin ninguna perspicacia para no atolondrar a la audiencia que no haya vivido aquella época.
Por supuesto no falta la predecible aparición de no tan famosos personajes por aquella época como Ai Ijima, superestrella del AV de los noventa convertida en reina del G-string, talento de televisión y escritora del best seller semi-autobiográfico Platonic Sex, o el ex-futbolista melenudo de origen brasileño Ruy Vamos Ramos entre otros. Y que decir del sencillo U Can't Touch This de MC Hammer incluido en la banda sonora.
Esta versión romántica de una era de riqueza material, este paraíso terrenal en el que ¿todo? el mundo tenía dinero y ¿todos? podían disfrutar de los frutos de una cosecha que dio comienzo a mediados de los 50, se vio empañada por numerosas operaciones ilegales, que son mejor olvidar, en las que el ciudadano de a pie siempre salió perdiendo. Con la triplicación del valor del terreno entre 1985 y 1990, esta época dio a luz a la proliferación de los tochikorogashi, despiadados promotores inmobiliarios trabajando al borde de la ilegalidad quienes contrataban a los llamados jiageya (usureros de terrenos) para forzar a propietarios a vender sus terrenos a precios de risa e intimidar inquilinos para que desalojen sus viviendas mediante todo tipo de medidas intimidatorias, para luego vender el terreno a precios de escándalo. De nuevo, esta era se nos revela como una en la que la avaricia y las tácticas deshonestas de unos pocos mostraban la vulnerabilidad e ingenuidad de muchos, en especial de gente anciana, quienes mostraban su alegría ante la visita inesperada de vendedores a domicilio jóvenes y amables y sucumbían a sus encantos para unirse a planes de inversión. El más claro ejemplo de esto fue el caso de la compañía Toyota Shoji dedicada a la venta de lingotes de oro, considerado como el mayor fraude de la historia del país. Hasta 29,000 personas fueron estafadas por la compañía en la venta de lingotes de oro consiguiendo recaudar 200 billones entre 1984 y 1985. Muchos de los afectados fueron personas de más de 60 años. De la misma manera Belgium Diamond Company, una subsidiaria de Toyota Shoji, utilizaba métodos pirámide para inflar el precio de diamantes. Los compradores de diamantes se convertían a su vez en vendedores, quienes recibían una comisión al encontrar nuevos clientes. Cuanto más alta la pirámide más alta era la comisión que recibía el comprador convertido en vendedor.
La noción de que con dinero todo era posible caló muy hondo en la sociedad japonesa y creó un caos moral que aún se percibe. Sin embargo esta era de prosperidad significó el momento que todo japonés llevaba esperando desde hacía tiempo, era un momento de orgullo nacional. En marzo de 1987 la Yasuda Fire and Marine Insurance Company compraba el cuadro de los girasoles de Van Gogh por casi 40 millones de dólares. En 1989 Sony compraba los estudios Columbia Pictures y ese mismo año Shintaro Ishihara y Akio Morita, fundador de Sony, publicaban el best seller No to Ieru nihon (The Japan That Can Say No).
Pero todavía me deja incluso más perplejo el hecho de que el fetichismo por mujeres con actitudes infantiloides se haya esparcido por el occidente y que interpretaciones de personajes bobalicones sin ninguna pizca de atractivo consigan tanto mérito y admiración. Por supuesto me refiero a la interpretación inaguantable de la actriz Ryoko Hirosue, dios sabrá que es lo que la gente ve en ella. Fuentes
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