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A Full-Up Train


Título original:
Man'in Densha
Año:
(1957)
Director:
Kon Ichikawa
Intérpretes:
Hiroshi Kawaguchi
Chishu Ryu
Haruko Sugimura
Michiko Ono
Keizo Kawasaki

El universitario Tamio Morio se acaba de graduar y consigue (tras una fuerte competencia) un trabajo en una fábrica de cervezas. De esta manera se despide de su novia(s) Iki, graduada también, quien ha conseguido empleo como profesora. Ansioso por dar una buena impresión en su primer día de trabajo, Tomio acaba su tarea en menos de una hora. Su superintendente le reprime diciéndole que tiene que ser "moderado en la eficiencia" y que debe de completar su trabajo en exactamente 8 horas. Por lo tanto, Tomio calcula que cada factura le tiene que llevar 15 minutos procesarla para que le duren 8 horas. A partir de aquí se acumula uno tras otro una sucesión de gags, al cual más absurdo, que le resta un poco de coherencia a la película en su conjunto y hasta llegaría a confundir un poco al espectador.

En su minúscula habitación recibe a Iki, su antigua novia, la cual ha perdido su trabajo y ahora le pide a Tamio casarse con ella (auténtico fracaso que muestra la imposibilidad de la mujer japonesa por independizarse completamente). Tomio rechaza su proposición por razones económicas. El título A FULL-UP TRAIN se refiere al mismo Japón donde todos los puestos de trabajo están copados. La revolución económica que empezó al principio de los cincuenta sólo ha llevado al caos y a la desesperación de una gente a la que se le había prometido un trabajo de por vida (un mito que el influyente novelista y comentarista social Ryu Murakami ha desmentido en varias ocasiones).

Si en MR PU y A BILLIONAIRE los personajes centrales están al borde de la locura, en A FULL-UP TRAIN, Tomio se vuelve completamente tarumba, con la ayuda eso sí de sus queridos padres. El padre de Tomio, interpretado por Chishu Ryu, le informa que su madre (Haruko Sugimura, interesante ver a estos dos actores, muy habituales en películas de Ozu, juntos en este film de Kon Ichikawa), se ha vuelto loca, pero en una visita que su madre le hace, ésta le comunica que es de hecho su padre el que está para el manicomio, quien por su parte cree que es su mujer la que necesita tratamiento. Si ésto es bastante confuso, más es cuando Tomio empieza a padecer un dolor en los oídos, producido por el ruido de la maquinaria. El médico de la compañía le da una inyección que le hace desaparecer el dolor, pero éste luego emerge en su rodilla y después de otra inyección el dolor pasa al trasero. Cuando ya parece que está curado descubre que su pelo se ha vuelto blanco. De ironía pasamos a completa locura, a escenas de un surrealismo cómico antecedente a Jacques Tati. Finalmente, Tamio acaba perdiendo su trabajo y después de más correduras encuentra un puesto como conserje en un colegio. En la oficina de empleo se reúne de nuevo con Iki y descubre que se ha casado con un conserje de colegio.

A FULL-UP TRAIN termina como empezó, con el director del colegio donde Tomio trabaja (la película abrió con la ceremonia de graduación de Tomio) dando un discurso a los estudiantes, recordándoles que ellos son el futuro de Japón. No otro director como Ichikawa podría haber hecho un trabajo como A FULL-UP TRAIN. El ritmo de la película es frenético y, aunque en la segunda parte de la misma Ichikawa pierda un poco el rumbo de crítica social del principio (que recobrará otra vez al final) limitándose a bosquejos de comedia kafquesca, su energía, malicia e inventiva todavía resultan encomendables. Como en casi todas las películas que he visto del realizador, éste hace alarde de unas dotes visuales soberbias. El montaje del proceso de embotellamiento de la cerveza es impresionante (reminescente de The Man with the Movie Camara de Vertov) y que precede en tres décadas a documentales tales como Koyaanisqatsi o Baraka.

Con MR PU y A BILLIONAIRE, A FULL-UP TRAIN forma una trilogía de sátira social que merece ser revisada.

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©Joaquín da Silva, 2002