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Graveyard of Honour

Título original:
Jingi no Hakaba
Año:
(1976)
Director:
Kinji Fukasaku
Intérpretes:
Tetsuya Watari
Tatsuo Umemiya
Yumi Takigawa
Noboru Ando

¿Quién ha hecho recientemente una versión de GRAVEYARD OF HONOUR de Kinji Fukakasu?. No otro que el señor Takashi Miike. Y no es de extrañar puesto que Miike está reinventando, una vez más, el género yakuza. Algo que Fukasaku ya había hecho hace casi treinta años con las series BATTLES WITHOUT HONOUR AND HUMANITY.

Basada en la vida real del gángster Rikio Ishikawa, está interpretada por Tetsuya Watari (quien también protagonizó otro clásico yakuza, TOKYO DRIFTER, dirigida por otro veterano del cine japonés, Seijun Suzuki). Ishikawa es un inadaptado, perseguido por su kumi (clan mafioso) y la policía, traicionado por la ley y el código jingi (término que muchos han descrito crudamente como una versión moderna del código bushido de los samurais) del yakuza. Ishikawa sólo encuentra apoyo en una prostituta, a la que había violado previamente.Ésta se enamora de su violador, algo típico en películas yakuza, y acaba casándose con él. Cuando ésta fallece de tuberculosis, Ishikawa visita a su oyabun (jefe yakuza) para pedirle dinero, éste se niega e Ishikawa empieza a triturar los huesos de su difunta esposa, guardados en un pequeño cofre, hasta que al final el oyabun acepta darle dinero. Ésta es una desgarradora e impactante secuencia como no las he visto nunca (el sonido de los huesos al ser triturados, se te mete justo en lo más hondo de tus oídos y tú, como el oyabun, también cederías ante el chantaje).

A partir de aquí, Ishikawa pasa por un periodo de adicción a la heroína y chorizeo que lo acaba llevando a la cárcel. Aquí asqueado y harto del mundo, se lanza en picado desde el tejado de la prisión y termina aplastado en el asfalto, produciendo un baño de sangre impresionante, en otra escalofriante escena que a muchos en el cine les hizo bastante gracia (pero a mi personalmente no), y es que Fukasaku es tan extravagante, tan directo y tan poco sutil que no sabes como tomártelo (sírvase como ejemplo su última animalada BATTLE ROYALE).

Lo que a Fukasaku le falta en sutileza le sobra en garra. La condición de Ishikawa es una de desconfianza, no sólo en el sistema, pero en su propia clase yakuza (en muchas películas del género, el yakuza es visto como el moderno samurai, último bastión de la nobleza y justicia). GRAVEYARD OF HONOUR, como las películas de la saga BATTLES WITHOUT HONOUR AND HUMANITY, tiene un guión tan complicado, con tal cantidad de personajes diferentes, con un tempo tan electrizante (y por encima teniendo que leer los subtítulos) y con el típico estilo del realizador de utilizar el formato panorámico combinado con cámara en mano, que hay muchas veces que te pierdes en mitad de la historia. De todas maneras, aunque, aún cuando posee escenas impactantes, GRAVEYARD OF HONOUR no llega a la brillantez de, por ejemplo, la primera entrega de las series BATTLES WITHOUT HONOUR AND HUMANITY, todavía retiene el pesimismo de ésta última e incluso lo supera.

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©Joaquín da Silva, 2002