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I.K.U

Año:
(2000)
Directora:
Shu Lea Cheang
Intérpretes:
Ayumu Tokito
Maria Yumeno
Yumeka Sasaki
Miho Ariga
Myu ASou
Etsuyo Tuchida
Zachery Nataf

El concepto inicial de I.K.U. es bastante interesante. La corporación GENOM (¿influencias manga de por ejemplo BUBBLEGUM CRISIS?) envía mujeres replicantes (o codificadores IKU) alrededor de Tokio para recoger información de sus diferentes aventuras sexuales. Los repartidores-mensajeros de datos o I.K.U. Runner Units, se citan con los codificadores I.K.U. para follar para bajar la información. De regreso a la corporación, los datos de los encuentros sexuales se almacenan en un ordenador central. Una vez que la información ha sido compilada, se pasa a chips IKU para ser vendidos en máquinas expendedoras (vending machines). Estos chips se pueden insertar en móviles u ordenadores y los clientes eligen la data codificada IKU que se ajuste a sus gustos sexuales. Las replicantes IKU están equipadas con un apetito sexual insaciable y brazos en forma de unicornios (una de las muchas referencias a Blade Runner) que se convierten en vibradores. Una de estas replicantes es Reiko, quien también posee la habilidad de mutarse en la forma de otras replicantes.

I.K.U., traducido al castellano significa orgasmo o me corro. La llamativa frase promocional Esto no es amor, es sexo, ha atraído al cine a más gente de la esperada.

La directora y guionista Shu Lea Cheang es una artista de instalaciones de vídeos, quien, en todo su trabajo, siempre ha mostrado un gran interés por el sexo. Aunque de nacionalidad taiwanesa, insiste que I.K.U. es una película porno de ciencia-ficción japonesa. De la misma manera su productora, Uplink, es japonesa, especializada en cine independiente y la cual co-produjo las cuatro últimas películas del director británico Derek Jarman. Shu Lea Cheang ha proporcionado diversas opiniones sobre la relevancia y significado del largometraje. En algunas de ellas, ha descrito como quiere excitar a su audiencia, en otras admite que su intención no es que la audiencia se masturbe, lo que quiere es proporcionar un orgasmo colectivo. Su interés por el cine porno de ciencia-ficción ha continuado en su siguiente trabajo cinematográfico titulado Fluid, con un reparto de actrices porno danesas. Igualmente, una de las curiosidades de I.K.U. es que está protagonizada por actrices de porno japonés, artistas en clubes, video jockeys e incluso prostitutas. Merece la pena destacar en especial la presencia de Yumeka Sasaki, la actriz más importante de pinku-eiga del momento. Prueba de ello fue su presencia en el Festival de Cine Asiático de Udine del 2002, con la proyección de tres de sus películas.

Desafortunadamente, I.K.U. no consigue ir más allá de ser un buen concepto. I.K.U. no gustará a audiencias en busca de pornografía japonesa por las razones expuestas más abajo, ni tampoco a las audiencias en busca de cine intelectual sobre el concepto de la pornografía y el sexo en el mundo moderno, ya que el buen concepto inicial de este pinku-eiga cibernético, termina por convertirse simplemente en un buen ejercicio de multimedia.

I.K.U., siendo como es un largometraje cuyo mayor foco de crítica es la creciente obsesión de la sociedad moderna con la tecnología, la cual está destruyendo los sentimientos humanos, hace demasiado uso de una tecnología que favorece el consumismo al deseo personal. La directora afirma que la historia se desarrolla como cuando surfeas en la internet. Esto también conlleva aspectos negativos, ya que, cuando surfeas la red también te puedes sobrecargar con información irrelevante. Por ejemplo las escenas de sexo duran una eternidad, con la incapacidad de pasarlas, a no ser que las veas en video o DVD. Curiosamente, poco hay de historia narrativa propiamente dicha. Con la ventajosa habilidad de Reiko de tomar diferentes formas femeninas, I.K.U. se compone casi únicamente de una sucesión de escenas eróticas protagonizadas por las diferentes Reikos. Una de las razones por las que estas escenas son tan largas, sea que la directora ha intentado producir una obra con el formato tradicional de una película porno tratando de incluir ciertas pretensiones artísticas.

Por otra lado, la famosa toma del punto de vista del coño, donde vemos diseños gráficos de penes y vibradores penetrando las vaginas de las Reikos, se ha sobrevalorado (de hecho, el mismo Takashi Miike ya la había introducido en su LEY LINES) demasiado y es usada hasta la saciedad, resultando al final, bastante aburrida y repetitiva. El equipo de producción se han complacido también demasiado con todo el bombo y platillo que ha ocasionado la película. Su página web proporciona detalles, creando una especie de mito en sí, que no se encuentran en el fin. Simplemente, y esto es lo triste de la cinta, lo que están haciendo es explicar con palabras lo que no pudieron hacer con imágenes, aún cuando el mundo del futuro, y hasta cierto punto el actual, es eso: un mundo de imágenes.

No obstante, el estilo visual, que no contenido, de I.K.U. merece cierta atención. Filmada con cámaras digitales, consigue crear efectos de luz y color increíbles, poniéndolos al mismo nivel de la fotografía en celuloide. La manera en que I.K.U. trata temas sexuales es muy interesante y estimulante. Ésto quizás sea debido al hecho que el realizador sea una mujer. El sexo es mostrado de una forma muy explícita, casi pornográfica. I.K.U. también incluye sexo homosexual, el cual producirá cierto asco en la audiencia masculina y seguidores del cine porno más tradicional, en una escena donde dos personajes masculinos están haciéndose una felación en el interior de un coche. O la asombrosa escena donde la primera Reiko está haciendo el amor con su jefe, Dizzy, quien acaba resultando ser un transexual femenino, o el interesante personaje de Tokyo-Rose, creada por una compañía rival, y quien propaga un virus cuando hace el amor con las replicantes IKU (ésto sin duda, una referencia al Sida, tema que será esencial en la siguiente película de la directora, la mencionada Fluid).

I.K.U. también posee situaciones cómicas como por ejemplo el incomprensible diálogo en japonés o la escena donde una replicante parece que se lo está haciendo con un tío dentro de una pecera, ya que podemos ver koi (carpas) flotando a su alrededor. De todas formas I.K.U., acaba por no ser tan radical, erótica o lo suficientemente artística y política como las declaraciones de su directora nos han creído mantener.

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©Joaquín da Silva, 2003