Inicio ¦ Editorial ¦ Cine Japonés ¦ Cine Asiático ¦ Noticias ¦ News ¦ Cronología¦ Festivales ¦ Artículos ¦ Glosario ¦ Enlaces

A Laughing Frog

Título original:
Warau kaeru
Año:
(2002)
Director:
Hideyuki Hirayama
Intérpretes:
Kyozo Nagatsuka
Nene Otsuka
Jun Kunimura
Izumi Yukimura
Mickey Curtis
Kitaro
Kumiko Kane
Kaho Minami

Ryoko (Nene Otsuka), de 33 años, pertenece a una familia de clase media-alta y, por consiguiente, llevaba una vida acomodada y sin complicaciones hasta que su marido Ippei (Kyozo Nagatsuka), banquero importante, decidió abandonarla por una bar-hostess. Los problemas no terminan aquí. Ippei está buscado por la policía después de haber malversado fondos de su compañía. Un buen día, Ippei se presenta en la casa en el campo del difunto padre de Ryoko, donde ahora vive sola. Ryoko acepta esta visita inesperada pero está lejos de ser la mosquita muerte que aparenta. Calculadora y manipuladora, lo esconde en un armario durante 9 días a condición de que firme los papeles del divorcio. No sólo eso, a través de un agujero en el armario, Ippei descubre que su todavía esposa tiene un nuevo amante, Yoshizumi (Jun Kunimura), padre de una de sus estudiantes de inglés, escultor de lápidas artísticas y quien, para su horror, es mucho mejor en la cama que él. Dentro del armario, Ippei, se siente atraído de nuevo por su mujer.

En A LAUGHING FROG (con referencia al croar de las ranas que aparecen en el film y que parecen burlarse de la situación de Ippei), como ya ocurriera con OUT, Hideyuki Hirayama nos presenta un visión muy diferente del estereotipo de la mujer japonesa. Una vez más, vemos a una mujer en total control de todo tipo de situaciones, una mujer que usa su feminidad muy sutilmente para alcanzar su objetivo.

De la misma manera, Ryoko, aun cuando pertenece a una familia respetable, miente como una condenada, eso sí, siempre manteniendo la compostura, para alcanzar sus propósitos. Igualmente, vemos como los hombres son unos completos inútiles. Uno no deja de pensar en lo que Ryoko vio en Ippei cuando decidió casarse con él. Las continuas alusiones sexuales ponen en entredicho la masculinidad de Ippei y su elección de mujeres. La hija de Yoshizumi le pregunta a su profesora como es su padre en la cama, ella, fríamente responde que increíble y la muchacha deja la casa toda satisfecha. Ésto ocurre en los primeros minutos de la película, lo que nos hace ver que no estamos ante una comedia corriente. El detective encargado de la búsqueda de Ippei no puede entender como este último pudo dejar a una mujer tan atractiva y de tan buenos modales, o sea, una auténtica señorita, por una camarera tan vulgar, al mismo tiempo que le echa los tejos a la misma Ryoko ante la mirada asombrada del pobre Ippei. Incluso la madre de Ryoko (Izumi Yoshimura) le dice que por fin ha encontrado un verdadero hombre en Yoshizumi.

Hirayama confecciona una comedia adulta, sin caer en la risa fácil, de muy bajo presupuesto pero muy interesante que consigue superar con soltura las restricciones de rodar la película en una sola ubicación. Sin embargo, a medida que la trama va avanzando la comedia se vuelve más agria. Ippei, después de haber hecho el amor con Ryoko cuando ésta cae enferma, ¿otra estratagema más?, piensa que puede a volver a ganar el amor de Ryoko. No obstante, Ippei descubre que ya sido completamente marginado por la familia de Ryoko, quienes quieren deshacerse de él inmediatamente. Este es un buen ejemplo de la selección de las especies en su versión más sutil. Las intenciones de Ryoko son inescrutables y la frialdad con la que negocia todas las situaciones y ejecuta todas sus acciones es espeluznante. Para deshacerse de la amante de Ippei, quien busca algún tipo de compensación por su embarazo, Ryoko le informa que Ippei era infértil, otro golpe bajo más a la hombría de Ippei. Ésto prueba ser una mentira que se repite al final del largometraje, cuando Ryoko, para deshacerse esta vez de Ippei, le dice que se encuentra embarazada de Yoshizumi.

El trato final de Ippei es duro, no esperéis una resolución final esperanzadora o un giro afortunado en la historia. Hirayama es demasiado travieso para ese tipo de clichés. Ryoko se ha hecho cargo de todo con una precisión militar para mejorar su existencia (o preservación).

Volver al inicio de la página
©Joaquín da Silva, 2003