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Ley Lines

Título original:
Nihon Kuroshakai
Año:
(1999)
Director:
Miike Takashi
Intérpretes:
Show Aikawa
Samuel Pop Aning
Ren Osugi
Kazuki Kitamura
Naoto Takenaka
Michisuke Kashiwaya
Li Dan

LEY LINES es la última parte de la TRIAD SOCIETY TRILOGY. En ella, Takashi Miike, vuelve a tratar uno de sus temas más constantes: la comunidad china en Japón. Ryuichi, Chan y el hermano de éste, Shunrin, son tres jóvenes japoneses de padres chinos que deciden dejar su pueblo, donde no encajan, y emigrar a la gran ciudad: Tokio. Aquí, se encuentran con diferentes personajes: un camello (Show Aikawa) y su socio africano Barbie (Samuel Pop Aning), una prostituta china, Anita (Li Dan), y un jefe mafioso, también chino, Won (Naoto Nakenaka). LEY LINES es mucho más ligera y cómica que las otras entregas de la trilogía. Su propósito principal es mostrar las dificultades que este sector de emigrantes tienen para integrarse en la sociedad japonesa. Esto es algo que Miike ya ha hecho en otras películas como DEAD OR ALIVE y SHINJUKU TRIAD SOCIETY.

El pueblo donde estos jóvenes nacieron quizás sea demasiado japonés para su gusto. Incluso la ciudad cosmopolita de Tokio no les satisface y empiezan a hacer planes para viajar a Brasil. Es bastante irónico que éste sea su lugar de destino ya que también lo fue el de muchos emigrantes japoneses a principios del siglo veinte, un tema que ha sido explorado por la directora Tizuka Yamasaki en su largometraje GAIJIN.

De la misma manera, el personaje central de RECORD OF A LIVING BEING de Akira Kurosawa, también decide mudarse a Brasil por temor a una guerra nuclear. Aún más, Sao Paulo es la ciudad con la comunidad más grande de japoneses fuera Japón. LEY LINES cuestiona la actitud japonesa ante el incremento del número de inmigrantes asiáticos en el país y muestra como éstos están tomando control de negocios normalmente asociados con los Yakuza (por el ejemplo los llamados soapland, las salas de pachinko y el tráfico drogas). La área de Shinjuku, un feudo tradicional de los Yakuza, ahora ha pasado a manos de las triadas chinas.

El jefe de la mafia china, Won, es un claro ejemplo de esta imposibilidad por integrarse en la sociedad japonesa. A lo largo de todo el largometraje Won añora su tierra natal y sólo se siente relajado cuando escucha historias chinas tradicionales de su región. Won se muestra implacable si cree que las historias que le son contadas no son chinas auténticas, hasta tal punto que opta por matar a lo/as cuentacuento/as.

La última toma de la película es una metáfora del tema de la búsqueda por una identidad. Comenzando con un primer plano de Ryuchi y Anita en un bote, la cámara empieza a retroceder hasta que vemos la pequeña embarcación y sus ocupantes a la deriva en medio del océano. Miike es un director al que le gusta probar todo tipo de experimentos cinematográficos. En una fantástica secuencia rodada con cámara en mano, vemos a los tres jóvenes vendiendo drogas en el centro de la movida de Tokio: Shinjuku. Todo apunta a que el equipo técnico y los actores saltaron a la calle y se pusieron a rodar sin mucha preparación de antemano. Por supuesto, puedes ver la cantidad de peatones mirando, con cara de sorpresa, hacia donde se encuentra la cámara (recuerda que están pretendiendo vender drogas), pero también consigue coger con una realidad palpable la animada atmósfera del lugar.

A Miike también le gusta romper con tabúes sexuales. En todas sus películas, muestra como hay gente con todo tipo de gustos sexuales más o menos peculiares. Así por ejemplo, Anita comparte la cama, y más, con los tres jóvenes. En otra secuencia, vemos a la misma Anita con un cliente al que le pone cachondo echar un vistazo al interior de su vagina. Para ello utiliza un espéculo para mantener la vagina completamente abierta. Luego vemos, desde el punto de vista del interior de la vagina, la cara de felicidad del hombre. Estos momentos, pervertidos, es lo que dan a las películas de Miike una frescura, originalidad e imprevisibilidad que tanto agradan a las audiencias.

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©Joaquín da Silva, 2002