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Lorelei:
The Witch of the Pacific Ocean
1

Año:
(2005)
Director:
Shinji Higuchi
Intérpretes:
Koji Yakusho
Satoshi Tsumabuki
Shinichi Tsutsumi
Toshiro Yanagiba
Yu Kashii
Ken Ishiguro
Takehiko Ono
Ryuta Satoh
Pierre Taki
Shingo Tsurumi
Jun Kunimura
Masato Ibu

Horas después de que la primera bomba atómica fuera arrojada en la ciudad de Hiroshima el 6 de agosto de 1945, el jefe de Estado Mayor Ryokitsu Asakura (Shinichi Tsutsumi) llama al comandante Shinichi Masami (Koji Yakusho) para que lidere una misión en la que se hará cargo de un submarino alemán, el I-507, el cual cuenta con una arma secreta, llamada el sistema Lorelei, para interceptar los buques americanos que transportan otras dos bombas atómicas en dirección a la isla de Tinian, donde allí les esperan los B-29 que las lanzaran, primero en Nagasaki y más en tarde Tokio. Sólo el teniente Narumi Takasu (Ken Ishiguro) conoce el funcionamiento del sistema Lorelei y es reacio a compartir sus conocimientos con Masami. Masami también descubre que entre la tripulación se encuentran dos pilotos suicidas o tokko, uno de ellos Yukito Orikasa (Satoshi Tsumabuki), pero ignora cuál es su misión. Los mismos tokko tampoco conocen el objetivo de su misión.

LORELEI: THE WITCH OF THE PACIFIC OCEAN está basada en el betseller Shusen no Lorelei (Lorelei al final de la guerra) de Harutoshi Fukui, autor de moda este año ya que otros dos de sus trabajos se han convertido en largometrajes, los cuales serán estrenados en los próximos meses. El primero de ellos, cuyo estreno será en junio, lleva el título de SENGOKU JIEITAI 1549. El libro de Fukui es de hecho una revisión de la novela original Sengoku Jieitai escrita por Ryo Hanmura. El otro libro llevado a la pantalla grande es Bokoku no Aegis. El largometraje se titula AIMLESS AEGIS. Curiosamente, los tres largometrajes son de temática bélica.

Una de las lecciones más importantes que uno aprende cuando realiza estudios de cine es a analizar no lo que una película dice pero lo que no dice. LORELEI es un caso perfecto. Tratándose de una película bélica japonesa emplazada al final de la segunda guerra mundial, en la que la tripulación de un submarino debe de llevar a cabo una misión casi suicida, es interesante que el nombre del emperador nunca, repito nunca, se menciona a lo largo de las más de dos horas que dura la cinta. Los miembros de la tripulación luchan por su país, por su familia o por salvar el futuro de las nuevas generaciones. Lo que tampoco es una sorpresa ya que hacer alguna mención sobre la figura del emperador todavía es un tabú generalizado en Japón. Pero sin duda, el motivo más importante es que LORELEI lleva escrito el nombre de blockbuster con letras mayúsculas y, como cualquier otro tipo de blockbuster, no quiere alienar a la audiencia, en busca de entretenimiento ligero, con temas complicados o controvertidos, como podría ser en este caso la responsabilidad del emperador Hirohito durante la guerra. No en vano, la gente va al cine a ver un blockbuster para pasar un buen rato, lo que tampoco es algo malo.

Como blockbuster LORELEI posee, en un principio, todos los ingredientes indicados: una historia increíble, por no decir inverosímil, acción, efectos especiales, drama, traición, romance, al estilo japonés sin besos, camadería e incluso un subplot con elementos del cine fantástico. Y como blockbuster, hasta cierto punto, cumple su objetivo y gustará a una audiencia que no le importe un elevado número de irregularidas históricas y técnicas, una caricaturación de los personajes, situaciones dramáticas forzadísimas y unos efectos especiales solamente pasables. A la pregunta si LORELEI está al nivel de otros largometrajes sobre submarinos (The Hunt for Red October, Das Boot, U-571, Crimson Tide), la respuesta es clara y sencilla: no. Por supuesto, la diferencia entre los presupuestos de LORELEI y las otras producciones es abismal. Sin embargo, uno no puede dejar de pensar en una de esas lecciones que aprende el aspirante a realizador de películas: nunca escribas una historia sino no tienes los medios suficientes para llevarla a cabo. De LORELEI sólo voy a mencionar la concepción del submarino y su funcionamiento que borda en lo ridículo. Un submarino que se mueve a una velocidad supersónica y que se zambulle en el agua y emerge de ella como si de una ballena se tratase. De fabricación alemana, la tripulación japonesa debe de aprender el funcionamiento del submarino sobre la marcha y, como no, siempre descubren alguna función especial en el más oportuno de los momentos. Quizá en la pantalla pequeña se note menos la cualidad, casi de animé, de los buques americanos.

Y si la reconstrucción de las batallas navales entre el I-507 y la armada americana es una pobre representación realista, no menos es su recontrucción histórica. En una entrevista con Mark Schilling, el productor de LORELEI, Chihiro Kameyama, comenta como, en relación con el film, la pregunta es: "¿cuánto se acuerdan los japoneses de hoy de lo que occurió hace 60 años? ¿cómo pueden preservar la paz que hemos tenido todos estos años si no saben lo que ocurrió por aquel entonces? Los tripulantes de aquellos submarinos lucharon para proteger Japón, para salvar su país. ¿Estaríamos los japoneses de hoy en día dispuestos a hacer lo mismo? ¿estaríamos dispuestos a contribuir a la seguridad de Japón?", y termina, "pero LORELEI no es una película a favor de la guerra". Quizá LORELEI no es una película que esté a favor de la guerra, pero si este es el tema del largometraje se parece mucho a un artículo que aparece en el Japan Times de una propuesta presentada por un panel de miembros del Partido Democrático Liberal (jiminto) en la que se añadirían a la constitución artículos en los se pone de relieve "las obligaciones del ciudadano para defender su país, proteger su familia... aun cuando esto conlleve la restricción de libertades indivuales".

La figura de Masami es pintada de una manera humanista más simple y cínica posible. Masami está cansado de la guerra y cuestiona los métodos usados por los altos mandos para continuar el conflicto. Masami fue en su día un famoso capitán de submarino, pero debido a su oposición al uso de jóvenes soldados en misiones suicidas, fue relegado al puesto de instructor en una academia naval. Masami, ahora al mando de otra misión, debe de tomar una decisión importante con respecto a su tripulación si quiere evitar la destrucción de Tokio, ya que fueron incapaces de interceptar el buque que transportaba la bomba atómica destinada para Nagasaki. Curiosamente, Masami y su ayudante Shigefusa Kizaki (Toshiro Yanagiba) formaron parte del ataque japonés a Pearl Harbor pero en ningún momento cuestionan esta participación, no consideran si sus acciones fueron correctas o no. Lo importante aquí es crear un fuerte vínculo entre estos dos lobos de mar que servirá como uno de los puntos dramáticos más algidos en el film y el único momento en el que se verá a Masami derramar una lágrima. ¡Ah! ese vínculo masculino tan usado en largometrajes japoneses, ¡qué romántico!.

Sí, los tripulantes del I-507 son hombres capaces de tomar decisiones por su cuenta con el beneplácito del comandante Masami. Muchos deciden luchar aunque ésto les pueda costar la vida. Según Chihiro Kameyama la historia de LORELEI "parece tener un mensaje para los jóvenes japoneses que no saben nada de la guerra. Parece estar diciendo que hay motivos por los que estar orgulloso de los sacrificios realizados por los tripulantes de estos submarinos, que hay lecciones que se puede aprender de lo que hicieron". Este comentario es válido pero se podría replantear de otro manera. Para aquellos jóvenes japoneses que no saben nada de la guerra también se les podría enseñar cuáles fueron los motivos por los que estos valientes tripulantes de submarinos tuvieron que luchar para defender su país, y no me estoy refiriendo a la intercepción de una tercera bomba atómica, ¿cuáles fueron los motivos que llevaron a Japón a la guerra?. Esto quizá sea el mensaje que los jóvenes japoneses que no saben nada de la guerra deberían explorar.

LORELEI desde del punto vista histórico o informativo es pura basura, su propuesta narrativa inverosímil, sus intrigas políticas ridículas, su mensaje una simplicación del conflicto y desde el punto de vista de entretenimiento es mediocre. Una de las grandes decepciones del año pero a pesar de esto, y de momento, un auténtico éxito de taquilla.

Como dato anecdótico decir que la cantante neozelandesa Hayley Westenra, quien interpreta el tema principal de LORELEI, la canción de cuna Wiegenlied de Mozart, hace unas semanas aparecía en el programa televisivo de Kitano Takeshi Daredemo Picasso (Cualquiera puede ser un Picasso) sólo para conocer al realizador japonés, sin embargo este último cayó enfermo y no pudo atender al programa.

Notas

  1. Roca en la orilla del río Rin donde se sienta una sirena para atraer a marineros hacia su destrucción seducidos por su canto. volver


Fuentes

Japan Times: Hit-maker doesn't allow reality to drown a damn good story (inglés)
Japan Times: Clampdown on freedom eyed in LDP's Constitution (inglés)

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©Joaquín da Silva
Fecha de Publicación: 6/04/2005