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Turn

Año:
(2001)
Director:
Hideyuki Hirayama
Intérpretes:
Riho Makise
Kantaro Nakamura
Mitsuko Baisho
Kazuki Kitamura
Akira Emoto

Maki (Riho Makise) tiene 27 años, es soltera y vive sola con su madre Satoko (Mitsuko Baisho). Trabaja de profesora de manualidades en una guardería y, en su tiempo libre, imprime grabados utilizando placas de cobre. Su vida es tranquila pero monótona. Maki no parece tener demasiados amigos o gente con la que conversar aparte de su madre. Un día, conduciendo su coche choca, contra un camión. Misteriosamente, Maki despierta tumbada en el sofá de su casa a la misma hora, 2.15 de la tarde, del día anterior al accidente de coche. Esto ocurre día tras día y vaya donde vaya siempre acaba despertándose en el mismo sofá a la misma hora del mismo día. El tiempo se ha congelado para Maki. Peor todavía es que Maki parece encontrarse sola en el mundo ya que, aunque la ciudad no ha cambiado, ésta se encuentra completamente desierta. Maki trata de adaptarse a su nueva vida lo mejor que puede. Continua imprimiendo grabados y cualquier compra que realiza la paga en efectivo, dejando el dinero en la caja. Tras casi 6 meses de soledad, Maki recibe la llamada de un tal Yohei Izumi (Kantaro Nakamura), trabajando para una editorial, pidiendo permiso para utilizar uno de su grabados para la portada de un libro.

Con TURN, su director, el interesante Hideyuki Hirayama (A LAUGHING FROG y OUT), recibió el premio al mejor director en el Festival Internacional de Cine de Puchon del 2002. También parece ser que Roy Lee, productor del remake americano de RING, está preparando una versión de TURN que sería dirigida por Marcus Nispel. El guión de TURN, aunque basado en una novela del escritor japonés Kaoru Kitamura, resuena un poco a alguna que otra película americana como por ejemplo GROUNDHOG DAY. No obstante, TURN no encaja dentro del género cómico del filme norteamericano y se aproxima más al drama con unas pinceladas, pero pocas, de cine fantástico.

Como había comentado en OUT, el siguiente trabajo de Hirayama, el director consigue combinar lo comercial con lo artístico, y logra satisfacer tanto a un público general como al crítico más exigente. Hirayama ha dicho que tiene muy en mente el entretener al público en general. Éste quizá sea el principal defecto de TURN: que intenta deleitar demasiado a un público mayoritario, tira principalmente por lo comercial y ofrece demasiadas concesiones artísticas. Hirayama no consigue encontrar un balance para TURN y ésta acaba por convertirse, a partir de su primera mitad, en poco más que un drama televisivo, eso sí muy bien filmado y con una excelente puesta en excena. Tampoco ayuda demasiado la selección de la talento y estrella de dramas de televisión Riho Makise como protagonista. Si bien Makise consigue dar un cierto grado de vulnerabilidad e inocencia al personaje de Maki, más por su aspecto físico que por cualquier dote interpretativa, no consigue transmitir eficazmente toda la desesperación que el personaje requiere en su completa soledad. Dado el guión de TURN concentrándose prácticamente en un solo personaje, el filme precisa de una interpretación mucho más convincente y elaborada para mantenerlo a flote. Makise no consigue alcanzar el nivel exigido y hunde a TURN en el drama televisivo del que ella procede. La horrorosa y empalagosa música del compositor Mickey Yoshino no hace más que empeorar la calidad del filme y el final, tan facilón como sentimental y azucarado, remata la faena.

Lo que es una pena ya que la producción de TURN es muy eficaz. Hirayama sólo utiliza unos pocos efectos especiales para recrear la desierta ciudad donde reside Maki. Para la mayoría de las escenas exteriores el director tuvo que cerrar calles y obstruír el tráfico, lo que es un logro muy importante en un país tan burocrático y de tanto papeleo como Japón. La premisa de TURN es también muy interesante. En una escena inicial en la guardería, descubrimos que Maki no tiene novio, realmente no tiene a nadie querido si exceptuamos a su madre. La soledad de Maki, y éste el punto más interesante del film, se hace más palpable cuando tiene que vivir el mismo día literalmente sola en el mundo. Un mundo que no ha cambiado pero que se encuentra vacío de cualquier actividad humana. Maki intenta adaptarse a este mundo lo mejor que puede, anclada en el verano crea su propia lluvia, paga sus compras como haría normalmente y continua con su trabajo artístico. Antes del accidente, Maki tenía la tendencia de hablar sola, lo que intensificaba un poco más su aislamiento, pero que al mismo tiempo irrita un poco (residuos de drama juvenil televisivo). Tras el accidente, los monólogos continuan, pero dada la nueva situación en la que se encuentra, no parecen fuera de lugar ya que Maki ahora está realmente sola y aislada. Hirayama compara hábilmente las vidas de Maki antes y después del accidente y las muestra como casi idénticas. Sin embargo, cuando Maki recibe la llamada de Yohei, ésta no sólo se percata de su desesperada situación actual sino que la hace reflexionar sobre la solitaria existencia que llevaba antes del accidente. Ahora, Maki se aferra a este nuevo amigo con todas sus fuerzas.

Es una pena que el esfuerzo inicial se desmorone por una interpretación demasiado limitada, una música que intenta sacar lágrimas de nuestros ojos pero sólo consigue darnos un empacho de dulce y un final demasiado idealizado.

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©Joaquín da Silva, 2004