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Festival de Cine del Lejano Oriente de Udine 2002
(Abril 19-27)




Udine

Para comenzar decir que la ciudad de Udine (a una hora de Venecia) es un lugar muy acogedor, ideal para pasar unos días relajados con o sin películas (pero mejor con ellas). La comida es excelente y los precios muy razonables, mención especial merece el restaurante Tomaso (especialmente su gnocchi y panna cotta caseros). A todo esto, hay que añadir que el personal del festival es de lo más gentil y el ambiente fantástico. Antes de ir al festival es imprescindible contactar con el colega Francesco Novello, todo un caballero, quien me decía que para el año que viene quiere atraer a más público de fuera de Italia (sean periodistas, estudiantes o simplemente aficionados al cine). Y estoy seguro que vendrá más gente.

Si vas acreditado no sólo recibirás un carné para todas las películas sino que también hospedaje gratis (por lo menos en mi caso) y un 15% de descuento en restaurantes que colaboran con el festival.

Aun sin estar acreditado, el precio del carné para todas las proyecciones era de sólo 10 euros. De todas maneras, me decía Francesco, el festival todavía está un poco marginado y no es demasiado conocido. Francesco también se quejaba de lo poco que la prensa italiana presta atención al evento debido, sobre todo, a que no cuenta con super estrellas invitadas.

En cuanto a las películas, bueno, sólo pude ir a la segunda parte del festival y me parece que me perdí las mejores. De lo que vi no había nada que me fascinara enormemente. Los largometrajes japoneses, por ejemplo, fueron en general un poco decepcionantes, pero lo que cuenta es estar allí. Me perdí, eso sí, la ganadora del Grand Prix a la mejor pinku-eiga, Rustling in Bed. Bueno, no me la perdí, simplemente que me largué antes de que acabara la que le precedía Glitter. Otras películas que pude ver y que añadiré a la sección de críticas son The Ying-Yang Masters, A Woman's Work y por segunda vez Ichi the Killer. Mi favorita fue, sin ninguna duda, la coreana Sorum. Otras coreanas a las que le eche un vistazo fueron Friend (pobre), Musa, Guns & Talks y Public Enemy.

Al margen de las películas, también fue interesante la discusión acerca de la situación del cine asiático. En el panel se encontraban gente como Mark Schilling (del Japan Times), Darcy Paquet (fundador de www.koreanfilm.org) y el crítico filipino Noel Vera, entre otros. El tono en general fue de pesimismo, especialmente en Filipinas y China. Vera, por ejemplo, se mostró muy crítico del obscurantismo y conservadurismo de su gobierno (aunque películas eróticas, apuntaba, todavía tienen cierto éxito), el cual aun considera el cine como una obra del demonio, y del pirateo de VCDs, que está influyendo enormemente en el descenso de la afluencia de espectadores a las salas de cine. En China, el problema como siempre es Hollywood. Después de haberse afiliado a la Organización Mundial del Comercio, las autoridades chinas, como gesto de apertura al mercado libre, han decido aumentar la cuota anual de importación de largometrajes extranjeros (léase americanos), agravando aún más, la crisis que está padeciendo el cine chino en estos momentos. Mark Schilling nos decía, como en Europa quizá tenemos una idea equivocada de lo que gusta por Japón. Así por ejemplo, una película como Eureka de Shinji Aoyama no llegó a estrenarse en Japón (con la excepción, quizá, de algún cine-club en Tokio) antes de que ganara un premio en Cannes el año pasado. Por supuesto, hay excepciones. Battle Royale y Ringu fueron un éxito total, tanto en Japón como en occidente. La situación, continuaba, es crítica (pero lo lleva siendo desde hace unos años) sólo ayudada por los éxitos comerciales de las películas animé de Hayao Miyazaki o las series de Pokemon. De hecho, los japoneses no están interesados en sus propias películas, con la excepción, por supuesto, de las susodichas películas de animé.

Con Jung Woo-sung y
Kim Sung-su

La excepción a este panorama tan desolador es el caso de Corea del Sur, que está viviendo un momento de gran esplendor del cual el público occidental se está dando de cuenta rápidamente. El problema, según Darcy Parquet, es durante cuánto tiempo más Corea seguirá produciendo más rompedores de taquilla que se basan en las mismas fórmulas. También matizaba como el éxito de películas violentas o con personajes relacionados con el crimen, está preocupando seriamente a ciertos sectores de la sociedad coreana. Un antídoto a esto es el éxito inesperado de un pequeña producción sobre la relación entre un niño y una anciana, (The Way Home).

En una conversación con Kim Sung-su, director de Musa, me comentaba la grata experiencia que tuvo en colaborar con otros países asiáticos en la producción del largometraje y apuntaba, que éste es el futuro del cine asiático si quiere competir con Hollywood, y una buena oportunidad (por sus similitudes culturales) para mejorar relaciones entre países del continente asiático, como por ejemplo Corea del Sur y Japón.

Esto me recuerda como, hace un par de años, Amuse Pictures promocionó y exhibió Swiri en Japón, como nunca una película coreana lo había sido en aquel país, de tal manera que pasó a convertirse en la película coreana más taquillera estrenada en Japón. Amuse tiene el propósito de seguir importando más películas procedentes de Corea del Sur.

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©Joaquín da Silva, 2002