(2008) Título inglés:Smell of SunshineDirector:Yoko TashiroIntérpretes:Satomi YamadaKenichi Yamada Akari Yamada Yoshio Miyashita Fumiyo Miyashita Keisuke Yamada |
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"Para empezar quiero asegurarme de que tengamos mucha comida y sentirnos felices a pesar de la falta de dinero."
"Aunque no tenemos ahorros tenemos cantidad de leña"
"...enriquecer tu vida no con dinero pero con el sabor de tus propias verduras..."
Mi relación con KUUSOU NO MORI (SMELL OF SUNSHINE en inglés) y su directora Yoko Tashiro se remonta a septiembre del año pasado cuando el documental era presentado en el Aichi International Women's Film Festival, en mi opinión su propuesta más interesante de todos los largometrajes exhibidos allí. En aquella ocasión no tuve la oportunidad de verlo ya que, para sorpresa de la propia directora, las entradas se habían agotado. No obstante, durante la ceremonia de clausura tuve la suerte de poder charlar con Yoko Tashiro, quien me que comentó que regresaría en enero de este año a Nagoya para exhibir SMELL OF SUNSHINE en el Cinema Skhole. No falté a la cita, y tras la proyección, continuamos charlando en un restaurante de comida biológica en el centro de la capital de Aichi.
Su colaboración en el Kuusou no Mori Film Festival representó el descubrimiento de Tashiro, por aquel entonces poco interesada en el cine, del cine documental. Este evento también la acercó a la gente que lo organiza, la misma gente que trabaja el campo cultivando productos de la más alta calidad usando métodos biológicos. De este encuentro surgió la idea de filmar la vida diaria de estos campesinos tan peculiares. La sensación de saborear verduras por primera en su vida y la satisfacción que esto produjo fue otro elemento motivador en su empeño por finalizar el documental sobre las personas que producen estos alimentos. En la introducción de su documental, Tashiro confiesa que tras comer estas verduras tan deliciosas se dio de cuenta de lo que comes te da fuerza. El rodaje no fue un camino de rosas. En 2003 y, con una pequeña ayuda económica del propio festival de cine, comenzó a rodar con una cámara de 16mm. Tras un año, Tashiro ya tenía 10,000 pies de celuloide, los cuales al final resultaron inservibles. Reanudó el rodaje, esta vez en vídeo, en enero del 2005 hasta febrero del 2006. Tras un año de convalecencia, se puso de nuevo manos a la obra para completar el montaje del documental que se lograría en marzo del 2008.
El segundo personaje que se nos presenta es Yoshio Miyashita quien es propietario de una granja cercana a la escuela. Fue miembro del primer festival organizado en Shintoku y, aunque no pertenece a la comuna, mantiene una estrecha relación con ella. Casado con Fumiyo, la pareja es, en mi opinión, el alma del documental, la personificación del trabajador íntegro, sencillo y honrado. A ella se les debe algunas de las escenas más alentadoras y entrañables del documental. En una de éstas la pareja se encuentra comiendo y viendo la televisión en la que aparece el ex-primer ministro Koizumi en rueda de prensa. De repente y sin previo aviso, Yoshio se levanta de su asiento y apaga el aparato. Su mujer, mientras tanto, sin prestar demasiada importancia a lo sucedido, simplemente comenta lo rica que está la calabaza. Hay pocos momentos, por no decir casi ninguno, en los que los protagonistas expresen sus ansiedades políticas o tan siquiera hagan comentarios de carácter social y por ello esta escena tiene un valor especial para conocer mejor a los protagonistas. La naturalidad y espontaneidad de los Miyashita delante de la cámara no fue fácil de adquirir. En una primera instancia eran reacios a filmar dentro de su hogar, simplemente por la vergüenza que les daba el mostrar su casa ante las cámaras. Un dato importante sobre estos protagonistas es que todos proceden de los más diversos puntos del país. Satomi, por ejemplo, es natural de Osaka y tras estudiar y trabajar en Tokio visitó Gakusha donde ya lleva casi 15 años. Su marido Kenichi es de Kanagawa si bien realizó su estudios de agricultura en Hokkaido para luego trabajar durante 3 años en Gakusha, lugar que abandonó momentáneamente para regresar más tarde y casarse con Satomi. Por su parte, Yoshio fue criado en Kioto. Llegó a Shintoku en 1978 para cultivar verduras cuando tenía alrededor de 25. Por su parte, Fumiyo es natural de Hyogo. La decisión de todos en optar por una vida rural, el logro de un nivel alto de autosubsistencia y la apreciación y disfrute de una vida sin las constricciones aparentes por la falta de dinero son, bajo mi punto de vista, algunas de las razones que han atraído a mucha gente a las proyecciones de SMELL OF SUNSHINE. A esto también habría que sumar el reciente boom de la llamada slow life y el interés de mucha gente por el consumo de productos naturales, como consecuencia de los escándalos recientes de comida contaminada, el más famoso el caso de productos congelados hechos en China.
La romantización del mundo rural sería un sendero fácil a seguir, así como la idealización de una vida comunal donde miembros conviven en perfecta simbiosis sería una perfecta trampa en la que caer. Mientras que los Miyashita, ya pasados los cincuenta, se les ven satisfechos con el nivel de vida, sin lujos pero autosuficiente, que han alcanzado, los Yamada son un pozo de dudas con respecto a su futuro. Satomi admite que solo ha sido hasta ese último año que se ha encontrado cómoda finalmente en el seno de Gakusha. Por qué no lo había estado antes es algo que no sale a relucir claramente. Los motivos quizás sean externos ya que Satomi, durante un momento de autoreflexión, parece sugerir un deseo por romper, en el sentido positivo de la palabra, con la influencia de su madre que la instó a estudiar en el peculiar colegio de bachillerato Jiyugakuen de Tokio y visitar Gakusha cuando tenía sobre 25 años. Por su parte, Kenichi tiene planes para su familia de vivir y trabajar independientemente, abrir un restaurante y servir allí lo que ellos mismo producen.
SMELL OF SUNSHINE explora un mundo que hasta ahora había quedado reducido a una pequeña porción de la población de la tercera edad japonesa. El efecto eco y slow life ha hecho que el mundo rural se haya puesto un poco de moda recientemente y de hecho SMELL OF SUNSHINE no es el único documental que gira en torno a este tema. Así INOCHI TAGAYASU HITOBITO de Masaki Haramura se centra en un grupo de agricultores ecólogicos de la región de Yamagata. Como los miembros de Gakusha han demostrado la producción agrícola también puede dar dinero. El queso que producen allí es la mayor fuente de ingresos de la comuna y el esfuerzo puesto en su producción y el logro de una alta calidad han sido recompensados con una Appellation d'origine contrôlée (AOC), el equivalente francés de la denominación de origen en España
Página oficial de SMELL OF SUNSHINE y diario blog de su directora Yoko Tashiro
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