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Zatoichi

Año:
(2003)
Director:
Takeshi Kitano
Intérpretes:
Kitano Takeshi
Tadanobu Asano
Taka Guadalcanal
Daigoro Tachibana
Yuko Daike
Ittoku Kishibe
Michiyo Ogusu
Yui Natsukawa

Zatoichi (Takeshi Kitano) llega a un pueblo donde la banda de Ginzo (Ittoku Kishibe) se está haciendo con el control económico y político del pueblo, liquidando a todos sus oponentes como el clan Isutzu clan y el clan Funahachi. Para ayudarlos en esta tarea, Ginzo se hace con los servicios del ronin Hattori Gennosuke (Tadanobu Asano), el cual acepta cualquier tipo trabajo como asesino a sueldo para pagar por el tratamiento de su esposa enferma (Yui Natsukawa). Zatoichi se queda a dormir en casa de Oume (Michiyo Ogusu) y no tarda mucho en acercarse a una casa de juego para echar una partida de dados. Allí conoce por casualidad a Shinkichi (Guadalcanal Taka), curiosamente sobrino de Oume, a quien impresiona con su buena mano para el juego, aun cuando Zatoichi está más ciego que un topo. Uniéndose a estos tres, se encuentran dos hermanas que trabajan de geishas, Osei (Daigoro Tachibana) y Okinu (Yuko Daike), quienes también han llegado al pueblo al mismo tiempo que Zatoichi a la busca de tres hombres, el jefe de la banda Kuchinawa y sus dos lugartenientes Inosuke y Tashichi a quienes creen responsables del asesinato de sus padres hace 10 años.

No voy entrar en la discusión si esta nueva versión es mejor o peor que la series originales de Zatoichi (un total de 26, la primera ZATOICHI MONOGATARI (La Historia de Zatoichi), dirigida por Kenji Misumi en 1962, la última titulada simplemente ZATOICHI, dirigida y protagonizada por el mismo Shintaro Katsu en 1989) protagonizadas por Shintaro Katsu o si la interpretación de Takeshi Kitano no llega a la altura de la de Katsu por la simple razón de que, hasta el momento, solo he visto un film (ZATOICHI ROYABURI, 1967) de las series originales. La opinión de muchos aficionados al chambara, extranjeros y japoneses, es que Takeshi ha despojado a su Ichi de cualquier tipo de rasgos humanos. Para estos aficionados, el Ichi de Takeshi es un ser casi sobrehumano, de poder y destreza incuestionables. Recientemente, he hablado con un aficionado al género del chambara y las artes marciales y éste me comentó que al Ichi de Katsu se le podría describir con el término de ningen kusai que literalmente significa huele a humano pero que se utiliza para describir a personas con una cualidad humana muy distinguible. Katsu retrató a Ichi como a un ser solitario, con complejo de inferioridad, avergonzado de su aspecto físico, siempre caminando con los hombros encogidos por callejuelas desiertas para no ser visto, con una debilidad por las partidas de dados y las mujeres pero quien también poseía muchas cualidades positivas. Los ciegos eran uno de los grupos de discriminados que existían durante el periodo Edo. Éstos formaron una especie de gremio que, a su vez, se dividía en 4 rangos: los kengyo, los betto, los kohto y en, lo más bajo de esta pirámide social, los zato, a quienes Ichi pertenecía. Por lo general, estos ciegos se dedicaban a dar masajes, como Ichi, a la acupuntura o a tocar la biwa, el koto o el shamisen. Con esta perspectiva social uno llega a comprender las críticas de los aficionados del Ichi original.

El mismo aficionado también me explicó como el manejo de la espada o iaido (el iaido es el proceso completo de desenvainar la espada, atacar al oponente, limpiar cualquier rastro de sangre y envainar la espada) de Zatoichi es poco ortodoxo. Normalmente el samurai nunca muestra la vaina antes de iniciar la pelea para que su oponente no descubra la longitud de su espada. Sin embargo, Zatoichi, con su estilo inconfudible, muchas veces posicionada la vaina justo delante de las narices de sus oponentes.

Por otro lado, y para combatir un poco estas críticas, ZATOICHI fue para Kitano una película de encargo. El propio director ha confesado en diferentes ocasiones que no estaba interesado en el personaje. La idea de crear una nueva versión del héroe japonés fue sugerida por Chieko Saito, antigua propietaria de una cadena de clubs de striptease y amiga íntima de Katsu, quien contribuyó con un 15% del presupuesto total del filme. Paradojas de la vida, ZATOICHI se ha convertido, de lejos, en la película más exitosa del director, recaudando en taquilla más de 20 millones de euros y cuyos ingresos continuan incrementando considerablemente tras haberse editado en DVD y vídeo a principios de este año. También es interesante comprobar como recientemente dos de los directores más populares en occidente han hecho sus primeros pinitos como realizadores en el género del chambara. El otro es, como no Takashi Miike, cuyo IZO se estrenó este verano en las salas de cine japonesas. No obstante, Miike ya había dirigido un jidai-geki (SABU) o filme histórico para Nagoya TV.

Lo que define al ZATOICHI de Takeshi, y lo distancia del resto de trabajos del director, es su carácter popular, para algunos comercial, de película de entretenimiento lo que la hecho más accesible a un público mayoritario. Accesible en cuanto a la simplicidad de la historia, su montaje (atípico del director, quien normalmente opta por un estilo elíptico de tomas largas y con un ritmo muy pausado) y números musicales, ya que la cantidad de sangre que se vierte en la película, a buen seguro, habrá evitado que parte del público femenino que acudió a las salas de cine para ver su anterior trabajo, DOLLS, se mantuviera, esta vez, alejado de ellas. El elemento de la sangre creada con gráficos de ordenador o CGI (Computer Generated Images) ha provocado diversas lecturas pero a mi entender el uso de esta tecnología sólo se debe a motivos económicos. El impacto que los primeros chorros sangre provocan se desvanece a continuación por su marcada artificialidad que se hace más obvia en la pantalla grande. Esta artificilidad le da un carácter casi cómico, eso sí de comedia macabra, al estilo de ICHI THE KILLER. Por contraste, el humor que Kitano le imbuye a ZATOICHI, aunque típico del director, se ha vuelto más predecible, rutinario y menos divertido. Los números musicales, si bien tienen su encanto, no me han impresionado en exceso. No obstante, la partitura de Keiichi Suzuki me ha proporcionado un pequeño respiro de la música de Joe Hisaishi, que como el humor de Takeshi se ha vuelto demasiado repetitiva y soporífica. Ahora bien, ¿por qué claqué en la muy comentada escena final?. Al parecer, Takeshi es de hecho un fanático del claqué y así es como empezó su carrera en el mundo del espectáculo cuando todavía era un aprendiz de comediante.

El carácter populista de ZATOICHI no ha impedido que Kitano no introdujera su personal punto de vista sobre cuestiones relacionadas con la muerte. El inicio del filme es, para mi gusto, lo mejor del mismo. Kitano primero nos presenta a Zatoichi como un experto espadachín, liquidando a un oponente en un suspiro. Luego nos introduce a los personajes de Hattori y las geishas llegando al pueblo y, a través de flashbacks (recurso muy típico del director), conocemos sus verdaderas identidades y sus propósitos que ocultan bajo una decente y reposada fachada. En el flashback de las geishas, éstas asesinan al antiguo contable de su familia y en el flashback de Hattori descubrimos su faceta de asesino a sueldo. De esta manera, Kitano conecta a estos tres personajes con uno de sus temas predilectos: la muerte. Otro ejemplo de ésto es cuando Zatoichi se cruza con un funeral antes de entrar en el pueblo, lo que viene a ser un presagio de lo va a ocurrir a continuación. El elemento que distingue a los personajes de las geishas y Hattori es su ansia de venganza pero, mientras que las geishas llegan a materializar esas ansias, Hattori conocerá el mismo final trágico que los personajes nihilistas interpretados por Kitano Takeshi en algunas de sus películas anteriores (VIOLENT COP, SONATINE, HANA-BI y BROTHER), lo que lo convierte en el personaje más interesante y complejo del filme por sus similitudes con los protagonistas en los filmes mencionados. Curiosamente, Hattori y su mujer enferma recuerda un poco a la pareja en HANA-BI. Su descenso de noble samurai a ronin sin ley, tras la derrota sufrida a manos de otro ronin en una demostración de esgrima, recuerda un poco a los detectives de Kitano en VIOLENT COP y HANA-BI viviendo a medio camino entre la ley y el crimen o los gánsteres de SONATINE y BROTHER en conflicto con su propio gumi (grupo).

ZATOICHI está lejos de ser uno de los mejores trabajos de Takeshi Kitano pero como filme de encargo es un proyecto remarcable que demuestra el gusto ecléctico del director por la música y el baile tradicional y moderno.

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©Joaquín da Silva, 2004