(1961) Título en inglés:Fire LineDirector:Hiromichi TakebeIntérpretes:Shigeru AmachiTeruo Yoshida Yoko Mihara Yoji Naruto Jun Tazaki Masahiko Naruse Ryuji Wakamiya |
Pasándose por corredores de apuestas del clan Kajikawa en un hipódromo, Shinichi (Teruo Yoshida) y Kenji (Yoji Naruto), embaucan a apostadores haciéndoles creer que su clan ha amañado todas las carreras. Aquí la pareja de estafadores tiene su primer encuentro con Kuroiwa (Shigeru Amachi), un lobo solitario que está intentando reunir el suficiente dinero para cumplir su sueño de emigrar a Sudamérica. Descubiertos por miembros del clan Kajikawa, los dos timadores toman refugio en el coche de Yumi (Yoko Mihara), artista de cabaret y novia del jefe de sindicato Shigemori (Jun Tazaki). Éste, comprobando la habilidad de Shinichi con el revolver, los admite en su clan y enseguida les propone un trabajito, robarle al clan Kajikawa unas armas vendidas precisamente por Kuroiwa. Kuroiwa ha concebido el mismo plan de recuperar las armas vendidas para revenderlas en Tokio, pero el clan Shigemori, con Shinichi y Kenji a la cabeza, se le adelanta. Tras la captura de las armas, Shigemori recibe una llamada anónima amenazando con contar todo a la policía. La reciente incorporación de Shinichi y Kenji al clan los pone en el punto de mira de todas las sospechas. Nakamoto (Masahiko Naruse), el segundo en comando del clan, los chantajea para que maten a su jefe para así ocupar el puesto de capo. El segundo encuentro de Shinichi con Kuroiwa sirve de comienzo a una amistad entre los dos. Shinichi también establece una relación amorosa con Yumi, lo que empeorará incluso más el lío en el que se ha metido. Las apariciones proverbiales de su nuevo amigo intercederán para intentar salvarlo del desastre. KASEN CHITAI fue el último largometraje de las series Chitai (área). Desgraciadamente el más flojo y curiosamente el único no dirigido por Teruo Ishii, sino por Hiromichi Takebe, su asistente de dirección en OSEN CHITAI (Yellow Line) y SEXY CHITAI (Sexy Line), aunque comparte la creación del guión con su hasta entonces asistente. De la misma manera, KASEN CHITAI casi puso el remate a la producción del estudio Shintoho (fue su penúltimo estreno (24/5/1962), siendo su último, KITAKAMI KAWA HIKA (Elegía del Río Kitakami, 31/5/1961) dirigido por Morihei Magatani, del que hablaré más adelante). Shintoho había sido creado a partir de la defección de varios actores, directores y técnicos tras las huelgas de 1946 que tuvieron lugar en el estudio Toho. En su breve trayectoria, desde su primer estreno el 25 de febrero de 1947 con TOHO SENICHI YA (Las Mil y Una Noches con Toho) dirigido por Kon Ichikawa bajo el alias de Fuku Nakamura, Shintoho abordó todo tipo de géneros, si bien es recordada por sus títulos de explotación, sobre todo con la entrada de Mitsugu Okura como presidente de la compañía en 1955, la cual en ese momento se encontraba al borde de la bancarrota. No obstante, durante sus comienzos produjo trabajos para maestros del cine japonés como Akira Kurosawa, Kenji Mizoguchi, Mikio Naruse e incluso Yasujiro Ozu. De la misma forma, Shintoho también fue la creadora de clásicos del cine de terror como TOKAIDO YOTSUYA KAIDAN (The Ghost of Yotsuya, 1959) o JIGOKU (1) (The Sinners of Hell, 1960) ambas dirigidas por Nobuo Nakagawa, y precursora del cine erótico, por ejemplo su ONNA SHINJUO NO FUKUSHI (Revenge of the Pearl Queen, 1956), que tiene el honor de ser el primer largometraje en el una actriz aparece desnuda, aunque de espaldas a la cámara, el de la actriz Michiko Maeda. MEIJI TENNO TO NICHIRO DAISENSO (El Emperador Meiji y la Guerra Ruso-Japonesa, 1957) también ocupa un lugar especial en los anales de la historia del cine japonés, aunque no por su logro artístico, sino por ser la primera película local en Cinemascope, o DaiShinesuko (gran cinemascope) como el estudio la había promocionado, sistema de gran formato basado en el francés Cinepanoramic. Con MEIJI TENNO TO NICHIRO DAISENSO, Shintoho se anotó el mayor éxito de público del cine japonés hasta ese momento. Hasta 20 millones de espectadores abarrotaron las salas de cine durantes semanas, lo que significó que uno de cada cinco japoneses había visto el largometraje. Este hito duró ¡44 años! hasta el estreno en 2001 del largometraje de animación SEN TO CHIHIRO NO KAMIKAKUSHI. El film también estableció un nuevo record de taquilla con una recaudación total de 570 millones de yenes, cuando el precio medio de la entrada era de aproximadamente 150 yenes, superado en 1968 por el largometraje KUROBE NO TAIYO, cuando la admisión era cuatro veces más cara, dirigido por Kei Kumai y financiado por las productoras de los actores Yujiro Ishihara y Mifune Toshiro. En su corta vida, Shintoho incluso tuvo tiempo para incordiar a la censura, en especial por su largometraje de terror dirigido curiosamente por Morihei Magatani, KYUJUKYU HINME NO KIMUSUME (The Bloody Sword of the 99th Virgin, 1959), el cual en los años ochenta fue considerado ofensivo por el tratamiento que se hacía en él de los habitantes de la zona rural de Kitagami, prefectura de Iwate, en el noreste de Japón. Como consecuencia su venta en vídeo fue suspendida y su emisión en televisión prohibida. El año pasado el festival de Udine ofreció un pase especial en su dedicatoria al estudio (1). A pesar de que las series Chitai surgieron como consecuencia del éxito cosechado por las películas Nikkatsu Action y por la popularidad de los galanes que las protagonizaban, su contribución al cine negro japonés fue significante por su moderno tratamiento estético y su temática polemista. En cuanto a las semejanzas que guardan con los largometrajes producidos por Nikkatsu, las series Chitai presentaban el combinado formado por Teruo Yoshida y Shigeru Amachi, en clara imitación al dúo masculino por excelencia de Nikkatsu compuesto por Keiichiro Akagi y Jo Shishido, conocidos como Tony y Ace no Jo. Pero sus cualidades, que son muchas, nos deberían hacer olvidar su lado de cine de explotación que se pudiera observar, tal como su preferencia por un cinéma verité en exteriores, con escenas de multitudes sin controlar por el equipo técnico, donde tenemos sus mejores ejemplos en los trepidantes comienzos de KUROSEN CHITAI (Black Line) y la propia KASEN CHITAI, servidos con la fabulosa música jazz de Seiji Hiraoka. Muchos de los temas abordados en las series tienen un cariz un tanto sórdido como la venta y el uso de estupefacientes, la trata de blancas y la prostitución, en claro contraste con la imagen un poco más limpia y cool de las Nikkatsu Action, una estrategia comercial de la productora de añadirle un poco de picantillo y morbo a los largometrajes y aumentar así su atractivo de cara a la taquilla. Cine de explotación, se podría argumentar, pero que sin embargo, si uno viajara 15 años atrás en el tiempo, como brillantemente y más crudamente reflejaría años más tarde Kinji Fukasaku en sus primeras entregas de las series JINGI NAKI TATAKAI, observaríamos como dichos temas eran el pan de cada día en la traumática postguerra japonesa y en la recuperación, a toda costa, de la economía nacional. El propio director Teruo Ishii parece que hizo su propia investigación de campo en el asakasen kuiki (barrio chino) de Tokio para la ejecución de sus largometrajes. En general, las series dan cabida a todo tipo de personajes, algunos de cariz homosexual lo que es sorprendente si tenemos en cuenta la época en que se realizaron. Ciertamente muestran un mundo poblado por personajes peculiarísimos, en algunos casos repugnantes. La excepción es tristemente KASEN CHITAI donde sólo resalta, como en todas las entregas, la magnética figura de Amachi, hábilmente descrito en OSEN CHITAI, como "ojos de serpiente". Sobre su personaje en KASEN CHITAI, aunque se le nombra Kuroiwa en la información del reparto, en realidad su nombre no se menciona en toda la película. De nuevo, el argumento principal de la cinta sobre la compra y venta de armas de fuego, de ahí el título kasen (línea de fuego, el film SEXY LINE, por ejemplo, tiene como contenido la venta de sexo) es facilón y sabe a poco tras lo obsequiado por Teruo Ishii en los guiones de los episodios anteriores dirigidos por él mismo. En definitiva, si uno es capaz de pasar por alto los 50 años desde la creación de las series y el hecho de que, en el caso de críticos de cine antidiluvianos y reaccionarios como Carlos Boyero del periódico El País, es cine asiático, uno se verá altamente recompensado con unos refrescantes, para la época en que fueron concebidos, ejemplos de cine negro no de Hollywood. Notas
BibliografíaAmano, Michiro, Hosokinshiyogo Eizo Taizen. Sansai Books, 2005, página 177. Ando, Masahiro (editor), Shintoho no Kiseki. Koala Books, 2009. Macias, Patrick, TokyoScope: The Japanese Cult Film Companion. Cadence Books, 2001, página 164.
Volver al inicio de la páginaFecha de Publicación: 9/3/2011 |